Eric Walberg
CounterPunch
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
La semana pasada, Georgia lanzó una gran ofensiva militar contra la provincia rebelde de Osetia del Sur, sólo horas después que el presidente Mikheil Saakashvili anunciara un cese al fuego unilateral. Han sido muertas cerca de 1.500 personas, dicen responsables rusos. Treinta mil refugiados, en su mayoría mujeres y niños, cruzaron la frontera hacia Vladikavkaz, capital Osetia del Norte, en Rusia.
La oportunidad – y el subterfugio – sugieren que el inescrupuloso Saakashvili contaba con el efecto sorpresa. “La mayor parte de las autoridades habían partido de vacaciones,” dijo en una entrevista con CNN. “Un momento brillante para atacar a un pequeño país.” Al parecer se refería a una invasión rusa de Georgia, a pesar de que fue Georgia la que acababa de lanzar una verdadera invasión del “pequeño país” Osetia del Sur, mientras el primer ministro ruso, Vladimir Putin, se encontraba en Beijing para los Juegos Olímpicos. Veintisiete mantenedores de la paz y soldados rusos han sido muertos y 150 heridos hasta ahora, muchos de ellos al ser bombardeados sus barracones por fuerzas georgianas al comienzo de la invasión. El Ministro de Estado para la Reintegración georgiano, Temur Yakobashvili, se apresuró a anunciar que su mini-guerra relámpago había destruido diez aviones de guerra rusos (Rusia habla de dos) y que las tropas georgianas tenían el control total de la capital Tsjinvali.
El Ministro de Defensa de Rusia, denunció el ataque georgiano como “una sucia aventura.” Desde Beijing, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, dijo: “Es lamentable que en el día antes de la apertura de los Juegos Olímpicos, las autoridades georgianas hayan emprendido acciones agresivas en Osetia del Sur.” Posteriormente agregó: “La guerra ha comenzado.” El presidente ruso Dmitry Medvedev prometió que Moscú protegerá a los ciudadanos rusos – la mayoría de los surosetios tienen pasaportes rusos. La ofensiva llevó a Moscú a enviar 150 tanques, a lanzar ataques aéreos contra la cercana Gori e instalaciones militares, y a ordenar barcos de guerra a la costa de Georgia en el Mar Negro.
El consejo de seguridad nacional de Georgia declaró el estado de guerra con Rusia y una movilización militar total. Aviones militares de EE.UU. ya transportan de vuelta los 2.000 soldados de Georgia en Iraq – la tercera fuerza por su tamaño después de EE.UU. y Gran Bretaña – para que enfrenten a los rusos. El domingo, a pesar de afirmaciones anteriores de victoria, tropas georgianas se habían retirado de Osetia del Sur, dejando tras ellos ruinas diplomáticas que serán muy difíciles de eliminar. La verdad es más extraña que la ficción en Georgia.
La evidencia ha sido clara desde hace meses. La adulación del presidente georgiano, Saakashvili, a los dirigentes occidentales en la reunión de “emergencia” de la OTAN en abril y su bravuconada preelectoral anti-rusa en mayo dejaron en claro para todos que Georgia es el sicario más obsequioso en la región. El ataque georgiano contra la capital surosetia Tsjinvali – repito – sólo horas después que Saakashvili declarara un cese al fuego, parece en mucho un intento de reincorporar unilateralmente la provincia rebelde a Georgia. Pero quienquiera esté aconsejando al temerario joven presidente ignora la coletilla – ¡no pasarán! Osetia del Sur ha sido independiente durante 16 años
y es poco probable que adorne con flores los tanques invasores georgianos. Sucede también que cuenta con Rusia como protector.
Las réplicas de esta apuesta alocada de Saakashvili no hacen que comenzar. Es el altercado más serio de Rusia con un país extranjero desde el colapso de la Unión Soviética y podría escalar a una guerra hecha y derecha que engulliría a gran parte de la región del Cáucaso. Los rusos no han planificado que sus barcos de guerra bloqueen embarques de petróleo desde Poti, el puerto georgiano en el Mar Negro, dijo el viernes el Vice-Ministro de Exteriores ruso, Grigory Karasin, pero se reservan el derecho a registrar barcos que entren o salgan. Otra fuente naval dijo: “Las tripulaciones han recibido instrucciones de no permitir que suministros de armas y equipos militares lleguen por mar a Georgia.” Los rusos han hundido una embarcación lanza-misiles que trataba de atacar sus barcos. Subiendo las apuestas, Ucrania dijo que se reservaba el derecho de impedir que barcos de guerra rusos vuelvan a su base de Sebastopol – nominalmente ucraniana – anteriormente rusa, en la península de Crimea. El sábado,
Rusia acusó a Ucrania de “armar hasta los dientes a los georgianos.”
La otra región separatista de Georgia, Abjazia, movilizó sus fuerzas para penetrar en el desfiladero de Kodori, la única parte de Abjazia controlada por Georgia. “Ningún diálogo es posible con la actual dirigencia georgiana,” dijo el presidente de Abjazia Sergei Bagapsh. “Son criminales de Estado que deben ser juzgados por los crímenes cometidos en Osetia del Sur, el genocidio del pueblo osetio.” Gran Bretaña ha ordenado a sus nacionales que abandonen Georgia. El trabajador de una organización benéfica británica Sian Davis dijo: “Todo está realmente, realmente tranquilo, misteriosamente tranquilo. Todos están en su casa o ya han hecho sus maletas y se han ido de la ciudad. La gente está realmente, realmente asustada. Está poseída por el pánico.” Hasta ahora, los más de 2.000 ciudadanos de EE.UU. en ese pequeñísimo pero estratégico se han quedado.
Es una guerra más hecha en EE.UU. El presidente de EE.UU., George W Bush, apoyó a voz en cuello el pedido de Georgia de unirse a la OTAN en abril, causando gran consternación entre los dirigentes europeos. La OTAN prometió enviar asesores en diciembre. Sin perder tiempo, EE.UU. envió en julio más de 1.000 marines y soldados estadounidenses a la base militar de Vaziani en la frontera surosetia “para enseñar técnicas de combate a los soldados georgianos.” El Consejo de Seguridad de la ONU no logró llegar a un acuerdo sobre la actual crisis después de tres reuniones de emergencia. Una declaración redactada por Rusia que llamaba a Georgia y a los separatistas a “renunciar al uso de la fuerza” fue vetada por EE.UU., el Reino Unido y Francia. Para eliminar toda duda imaginable, la Secretaria de Estado Condoleezza Rice dijo el viernes: “Llamamos a Rusia a cesar los ataques contra Georgia con aviones y misiles, a respetar la integridad territorial de Georgia, y a retirar sus fuerzas de combate terrestre de suelo georgiano.”
Pero también es otra guerra más hecha en Israel. Mil asesores militares de firmas de seguridad israelíes han estado entrenando a las fuerzas armadas del país y estuvieron profundamente involucrados en los preparativos del ejército georgiano para atacar y capturar la capital de Osetia del Sur, según el sitio en la red israelí Debkafiles que tiene estrechos vínculos con las fuentes de inteligencia y de las fuerzas armadas del régimen. Haaretz informó que Yakobashvili dijo a la Radio del Ejército – en hebreo – “Israel debe enorgullecerse de sus militares que entrenaron a los soldados georgianos.” “Sólo ayer matamos a 60 soldados rusos” alardeó el lunes. “Los rusos han perdido más de 50 tanques y hemos derribado a 11 de sus aviones. Han sufrido un daño enorme en términos de personal.” Advirtió que los rusos tratarían de abrir un nuevo frente en Abjazia y desmintió informes de que el ejército georgiano se estuviera retirando. “Las fuerzas georgianas no se están retirando. Movemos a nuestros militares según las necesidades de seguridad.”
Los israelíes tienen actividades en bienes raíces, turismo, juegos, producción militar y asesoría en seguridad en Georgia, según el ex alcalde de Tel Aviv Roni Milo y el likudita y operador de juegos de azar Reuven Gavrieli. “Los rusos no reciben demasiado bien la cooperación militar de firmas israelíes con el ejército georgiano, y que yo sepa, los israelíes que realizan asesorías de seguridad abandonaron Georgia en los últimos días debido a los acontecimientos en ese país,” dijo ayer el antiguo embajador israelí en Georgia y Armenia, Baruch Ben Neria. Desde su puesto, Ben Neria ha representado a Rafael Advanced Defense Systems en Georgia.
El domingo, Putin estuvo en Vladikavkaz y dijo que es poco probable que Osetia del Sur vuelva un día a ser reintegrada en Georgia. Realmente hay sólo dos escenarios posibles para terminar el conflicto: un punto muerto a largo plazo o la anexión rusa de Osetia del Sur. Esto último comienza a verse bastante bien, y probablemente Saakashvili ya esté lamentando su irreflexiva acción. El presidente georgiano espera evidentemente que pueda atraer a EE.UU. al conflicto. Alexander Lomaya, secretario del Consejo Nacional de Seguridad de Georgia, dijo que sólo la intervención occidental podrá impedir una guerra generalizada. Pero es muy poco probable que Bush arriesgue la Tercera Guerra Mundial por ese retazo de escarpadas montañas.
Cuando los títeres de EE.UU. se apartan de la línea fijada, como sucedió en el caso de un cierto Sadam Husein, son fácilmente abandonados. A Saakashvili le convendría recordar la suerte del primer presidente georgiano post-soviético, Zviad Gamsakhurdia, también adorado por EE.UU. (En 1978 el Congreso estadounidense lo presentó para el Premio Nobel de la Paz). Llegó a la victoria sobre una ola de nacionalismo en 1990, declarando la independencia de Georgia y reconociendo oficialmente la “República Chechena de Ichkeria”. Pero Osetia del Sur no quiso tener nada que ver con la visión chovinista del fogoso Gamsakhurdia y declaró su propia “independencia”. Abrumado por una ola de rechazo sólo dos años después, abandonado por sus amigos de EE.UU., huyó a su querida Ichkeria. Volvió furtivamente a Georgia occidental, buscando apoyo en la inquieta Abjazia, pero su levantamiento se derrumbó, llevando Abjazia a la independencia.
Gamsakhurdia murió en 1993, dejando como legado dos provincias secesionistas, y fue enterrado en Chechenia. Saakashvili lo rehabilitó en 2004 e hizo que sus restos fueran enterrados en el Panteón Mtatsminda junto con otros “héroes” georgianos. La verdad es realmente más extraña que la ficción en Georgia. Ahora, la cuestión candente es: ¿Se repetirá la historia?
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Eric Walberg escribe para Al-Ahram Weekly. Para contactos, escriba a:
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