Una amplia investigación realizada por la CIA (la Agencia de Inteligencia Central estadounidense) sobre el drone no tripulado derribado el pasado 4 de diciembre de 2011 en el espacio aéreo iraní, pone de manifiesto que las autoridades estadounidenses no han encontrado aún las principales causas de este siniestro, mientras aumenta el temor a que los datos que contenía la aeronave pudieran caer en manos de los iraníes.
Según señaló el canal estadounidense Fox News, citando a un exfuncionario del servicio de inteligencia de EE.UU., tras 10 semanas de estudio y revisión del caso, la CIA ha sido incapaz de determinar si el “mal funcionamiento” de la aeronave fue la principal causa que provocó que el avión no tripulado, modelo RQ-170 Sentinel, se siniestrase en Irán.
El informe reconoce las afirmaciones de las autoridades iraníes, en las que se asegura que no solo poseen el avión espía, sino que está en perfecto estado y, como prueba de ello, la televisión estatal iraní retransmitió, días después del suceso, un programa en vivo mostrando el drone espía.
Además, Teherán dice que ellos mismos fueron los que interceptaron el avión sobrevolando su espacio aéreo a unos 225 quilómetros de la frontera con Afganistán, usando su unidad de guerra electrónica.
Al principio, el Pentágono negó los hechos, pero luego admitió que había perdido el contacto con uno de sus aviones no tripulados de alta tecnología durante una misión de vigilancia sobre Afganistán.
"Los investigadores se centraron en cómo evitar que se repita el incidente en el futuro, pero sin el hardware o el propio aparato –que Irán se negó a devolver- los esfuerzos se han visto frustrados", según agregó el informe.
El presidente estadounidense, Barack Obama, tras romper su silencio de varios días sobre el derribo del drone estadounidense por el Ejército iraní, pidió el 12 de diciembre a Teherán que devolviera el avión a EE.UU. "Hemos pedido que nos lo devuelvan. Vamos a ver cómo responden los iraníes ", declaró Obama.
Sin embargo, las autoridades iraníes rechazaron la solicitud de Washington respondiendo que el avión no tripulado pertenece ahora al "patrimonio nacional" y se comprometieron a realizar procedimientos de ingeniería inversa en el avión espía, a fin de descodificar los datos que se hallan en el interior de la aeronave.
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