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sábado, 23 de julio de 2016

¿Qué revelan los atentados en Arabia Saudí?




Yusuf Fernandez

Los ataques del EI en Arabia Saudí han puesto de manifiesto el fracaso de la política de Arabia Saudí en Oriente Medio y los intrínsecos peligros de la estrategia de utilizar el terrorismo para dañar a los vecinos y alcanzar objetivos políticos. En este sentido, es correcto citar, en el caso saudí, el refrán árabe de que la magia se ha vuelto contra el mago.

Los ataques fueron dirigidos a poner en cuestión los pilares en los que se basa al régimen saudí. Uno de ellos fue dirigido contra la Mezquita del Profeta en Medina, uno de los lugares clave de la Peregrinación o Hayy. Este atentado contribuye así a arrojar dudas sobre la seguridad de la Peregrinación pocas semanas antes de que ésta comience y un año después de que la avalancha de Mina dejara un saldo de más de 1.000 muertos. El segundo atentado tuvo lugar cerca del Consulado de EEUU, el principal protector del régimen saudí, en Yeddah y los otros dos en la región de Qatif, mayoritariamente habitada por shiíes, que han estado protestando en favor de reformas democráticas y el fin de la discriminación que sufren en el reino desde 2011.

Las fuerzas de seguridad saudíes, pese a estar dotadas de equipos y armas avanzadas, dieron una muestra de total ineficacia e impotencia, siendo incapaces de desbaratar ninguno de los atentados. Por otro lado, el reino wahabí tiende a buscar soluciones puramente de seguridad dejando de lado los aspectos religioso y político del problema, un planteamiento que, en el contexto saudí actual, es profundamente inefectivo.

El problema principal reside en que Arabia Saudí es una dictadura absolutista donde la población carece de ninguna vía no ya para participar en el gobierno del país sino para expresar su opinión. Cualquier crítica o protesta es equiparada al terrorismo.

La única fuente de legitimidad del régimen es un discurso religioso extremista que es difundido por una red de clérigos que son fieles funcionarios del Estado. Este discurso radical, que se exporta al extranjero a través de la financiación saudí de mezquitas y madrasas en diversas partes del mundo, justifica y patrocina el terrorismo y el sectarismo en países como Siria, Iraq y otros como medio de lograr los objetivos políticos saudíes. Aunque el régimen busca reprimir la salida de yihadistas al extranjero, por miedo a que regresen y continúen su lucha en casa, lo cierto es que miles de saudíes han ido a luchar a Siria o Iraq como consecuencia de las enseñanzas recibidas en los propios centros educativos y religiosos saudíes.

Afortunadamente, las guerras promovidas por el régimen saudí han fracasado en sus objetivos y los grupos terroristas a los que Riad patrocina no han logrado quebrar la voluntad de los pueblos de Siria e Iraq, que son conscientes del carácter criminal de aquellos y del tipo de sociedad brutal que intentan crear. Esto no impide, sin embargo, que los dos países hayan sufrido enormemente por la acción de tales grupos. En este sentido, los atentados de Arabia han servido para revelar no sólo que Arabia ha sufrido una derrota en Siria y Iraq, sino que ha perdido, al igual que ha pasado con Turquía, el control sobre los grupos terroristas a los que ha estado patrocinando.

La preeminencia del wahabismo como doctrina oficial saudí favorece al mismo tiempo el desarrollo de grupos terroristas wahabíes como el EI y Al Qaida dentro de la propia Arabia Saudí. No cabe duda de que muchos jóvenes saudíes están seducidos por el discurso de estos grupos y es imposible determinar el número de ellos que estarían dispuestos a unirse a ellos o seguir sus instrucciones.

De este modo, el peligro para el país no está en el extranjero ni procede de Irán, Siria u otros países o fuerzas que los medios saudíes citan a menudo. El peligro está en el propio sistema político y religioso del país y en el creciente descontento de su población ante la falta de reformas democráticas, la extensión de la corrupción, el empeoramiento de la economía y el predominio de una ideología radical que ha sido elevada a la categoría de doctrina oficial desde hace más de dos siglos.

El general Ibrahim Treki, portavoz del Ministerio del Interior saudí, reveló una real ignorancia acerca del peligro que acecha a su país cuando se apresuró a exonerar a ciudadanos saudíes de estar detrás de estos atentados y acusó directamente a extranjeros de ser los autores, viniendo a negar así que existan saudíes dispuestos a llevar a cabo acciones terroristas. Todo ello muestra que la política saudí sigue siendo una muestra de arrogancia, estupidez e ignorancia que pone en peligro a su propio país, a la región y al mundo. Esto debería llevar también a los protectores del régimen saudí -EEUU, Reino Unido y Francia- a reflexionar, más allá de cualquier consideración moral, sobre si podrán continuar controlando a Arabia Saudí y a su pueblo a través de su apoyo a la monarquía absolutista gobernante

Fuente: El Espía Digital

martes, 12 de julio de 2016

Putin: Siria es el epicentro de la lucha contra el terrorismo internacional


El presidente ruso, Vladimir Putin, ha afirmado que “Siria es el epicentro de la lucha contra el terrorismo” añadiendo que “el fin del conflicto en Siria está aún lejos”, informaron los medios rusos.

Expresándose durante la reunión de embajadores de Rusia en el Ministerio de Defensa ruso, Putin declaró que “los terroristas buscan apoderarse de armas químicas y es difícil de predecir cuál será su objetivo la próxima vez”.

“Siria es el epicentro de la lucha contra el terrorismo. Yo no exagero si digo que el futuro de Oriente Medio depende del destino de ese país. El tema de la guerra contra el EI se decidirá en suelo sirio. Los terroristas y extremistas de toda índole se reúnen bajo la bandera del EI debido a su aspiración común a tomar el control de todo el mundo islámico”.

“Aunque el fin del conflicto en Siria esté aún lejos, la experiencia de estos últimos meses en el país ha demostrado que la creación de un frente antiterrorista común, varias veces propuesto por Rusia, permitiría hacer frente a los peligros del terrorismo y otros desafíos que afronta la humanidad”, dijo Putin.

El presidente ruso agradeció a los militares rusos que “han hecho todo lo posible para hacer retroceder a los terroristas” y les han impedido intervenir en los asuntos internos de Siria. El presidente ha subrayado que los militares rusos habían contribuido mucho a la preservación de la independencia del Estado sirio.

El potencial de conflicto en el mundo no cesa de crecer

En lo que se refiere a la situación en Europa, Putin estimó que “el potencial de conflicto en el mundo no cesa de crecer y los riesgos afectan a nuevas regiones”.

“El potencial de conflicto aumenta y los riesgos en el campo de la seguridad económica y humanitaria no decrecen sino que, por el contrario, se multiplican y afectan a nuevas regiones en el mundo. Estoy convencido de que sólo podremos evitar las perturbaciones peligrosas y un desarrollo incontrolado de la situación por la vía del diálogo y la cooperación”, dijo Putin.

“La OTAN ha dado pasos reales que significan una confrontación con Rusia. La Alianza refuerza sus posiciones cerca de las fronteras rusas, lo que busca romper la paridad militar”.

“Nosotros somos acusados a menudo de llevar a cabo actividades militares”. ¿Dónde? ¿En nuestro territorio? Y parece que todo lo que está siendo desplegado en nuestras fronteras es normal”, añadió Putin.

“En Polonia y en los Países Bálticos, fuerzas de acción rápida son desplegadas, depósitos de armas ofensivas son reabastecidos y todo ello busca romper la paridad militar que se había creado desde hace decenas de años”, añadió.

viernes, 8 de julio de 2016

Rusia prepara el retorno de sus grandes operaciones aéreas en Siria

Yusuf Fernandez

Rusia advirtió recientemente por boca de su ministro de Exteriores, Serguei Lavrov, que no esperará indefinidamente para iniciar sus ataques aéreos contra el Frente al Nusra y otros grupos terroristas. Todo ello está basado en el principio de que, para Rusia, Siria es parte de su seguridad nacional y ésta precisa de la derrota allí de los grupos terroristas, que son los mismos que han estado ensangrentando las regiones del Cáucaso ruso. De este modo, Moscú cree que su operación antiterrorista en el país árabe debe ir hasta el final, es decir, hasta la total derrota de los grupos terroristas.

Algunos observadores se han preguntado si Rusia, en virtud de los acuerdos suscritos con EEUU, podría llevar a ceder terreno en Siria hasta el punto de poner fin a su operación militar allí o reducirla a un nivel insignificante. La respuesta a tal cuestión es claramente negativa. Ciertamente, Moscú ha estado bajo la presión de Washington para no atacar a los grupos terroristas, incluyendo al Frente al Nusra, alegando, en este último caso, que sus posiciones y bastiones militares resultan indistinguibles de los de otros grupos terroristas a los que el gobierno norteamericano no desea atacar. Al mismo tiempo, EEUU, junto con sus aliados francés y británico, se ha opuesto a la inclusión en la lista negra de organizaciones terroristas de la ONU de Ahrar al Sham y Yaish al Islam, pese a las conexiones de estos últimos con Al Qaida. 

Hay que señalar que, a pesar de los acuerdos ruso-norteamericanos en torno a unos mínimos en Siria, las relaciones bilaterales siguen presididas por un enfriamiento fruto de la expansión de la defensa antimisil norteamericana a Rumanía a Polonia así como el despliegue de la OTAN en el Báltico. En Siria, Rusia ha visto como miles de militantes de Al Nusra han entrado en el país durante el case de hostilidades. Este último ha servido fundamentalmente para dar tiempo a los grupos terroristas para reabastecerse y reforzarse, como demuestran sus recientes ataques en la provincia de Alepo.

Rusia ha llevado a cabo en los últimos días decenas bombardeos aéreos contra posiciones del Frente al Nusra en Alepo, especialmente en la carretera de Castelo, que supone la principal vía de abastecimiento de los terroristas que se hallan aislados en los barrios del este de la ciudad de Alepo. Esto podría ser la antesala del inicio de las operaciones aéreas más amplias que distintos responsables rusos han anunciado.

Hay que señalar también que, en estas últimas semanas, Rusia ha mantenido sus operaciones aéreas con los aviones que quedaron en la base aérea de Hamaimim tras la retirada parcial rusa en marzo pasado. Estas operaciones han ido dirigidos a lograr la liberación de Palmira y otras zonas y localidades del desierto del este de Siria así como de amplias zonas de la Guta Oriental en Damasco. Ahora, el esfuerzo ruso parece ser el de apoyar al Ejército sirio en su marcha hacia Raqqa. La selección de estas zonas geográficas estuvo basada en dos razones principales:

En primer lugar, el asestar un duro golpe al EI a sabiendas de que ni EEUU ni ningún otro país se atrevería públicamente a mostrar su oposición a tales operaciones. En segundo lugar, el Ejército busca tomar zonas del Norte y Este de Siria, donde EEUU y las Fuerzas Democráticas Sirias, integradas básicamente por milicias kurdas del YPG, podrían querer instaurar gobiernos de tipo federal sin el consentimiento de Damasco. Con una gran parte de Raqqa y del Este y Norte de Siria en poder del Ejército sirio tal proyecto sería imposible de implementar.

Ahora, sin embargo, las declaraciones de Lavrov sobre el fin de la moratoria rusa para no atacar a Al Nusra, en especial en Alepo e Idleb, deja bien claro que Rusia ha decidido bombardear a los grupos sobre cuya naturaleza terrorista no hay consenso con EEUU si no se han separado y desmarcado de Al Nusra en una próxima fecha. Estos grupos serán atacadis, de este modo, por su rechazo al cese el fuego y su cooperación con Al Nusra, un grupo definido como terrorista por la ONU. Esta nueva estrategia rusa es fruto del convencimiento de que la Administración norteamericana está llevando a cabo un doble juego en Siria, utilizando excusas como la “mezcla” entre terroristas “buenos” y en este caso el Frente al Nusra, con el fin de permitir que los terroristas se refuercen para continuar luchando contra el gobierno sirio mediante el flujo de armas y combatientes que discurre a través de la frontera turca.

Según el periódico ruso Trud, un enorme campo para las organizaciones terroristas que actúan en Siria ha sido creado en Turquía con hasta 9.000 terroristas. Entre los objetivos de estos militantes están las propias instalaciones militares rusas en Siria, como han mostrado los recientes atentados en Tartus y Jableh. Muchos de ellos proceden de Chechenia y el Cáucaso y su objetivo es regresar a la propia Rusia para llevar a cabo acciones terroristas allí una vez hayan terminado su estancia en Siria. En este campo se hallan decenas de terroristas buscados por los servicios de seguridad de Rusia. El entrenamiento está en manos de los servicios de inteligencia turcos. Según el periódico, Moscú ha comunicado a la OTAN que se reserva el derecho a atacar esta instalación si ella se convierte en una amenaza contra su seguridad nacional.

Aunque el inicio de la operación en Raqqa puede arrojar dudas sobre si otra gran ofensiva en Alepo está próxima, lo cierto es que el incremento de la actividad de los grupos terroristas en esta provincia ha convertido en urgente y necesaria una operación en gran escala del Ejército sirio con el apoyo de la aviación rusa y de sus aliados de Hezbolá e Irán en esta región  La derrota de Al Qaida y de sus aliados en Siria es un imperativo para la seguridad de Siria, Oriente Medio y el mundo.

Source: Sitio de Al Manar en Español  

miércoles, 6 de julio de 2016

La conferencia de Ginebra-3 y la victoria de Assad

Yusuf Fernandez

Existen muchos factores que han llevado a un cambio importante en la actual situación en Siria, que se convierte en cada vez más favorable para Damasco y el Ejército sirio.

En primer lugar, podemos citar la intervención militar rusa y las miles de misiones llevadas a cabo por la Fuerza Aérea rusa en el país. Rusia ha destruido miles de objetivos de los grupos terroristas en Siria en los pasados meses, incluyendo miles de camiones cisterna con petróleo robado por dichos grupos, y en especial el EI. Rusia ha llevado también tareas de equipamiento y entrenamiento del Ejército sirio elevando así su capacidad militar y su potencia de fuego.

En segundo lugar, el apoyo de la población siria al presidente, Bashar al Assad, y a su Ejército han demostrado ser factores igualmente decisivos para la derrota de la guerra de desgaste lanzada por EEUU contra Siria por medio del uso de grupos terroristas y que ha estado financiada por Arabia Saudí y Qatar. Esta guerra fue, en realidad, un intento de acabar con el eje de la resistencia por cuenta de Israel. En este mismo objetivo, hay que enmarcar también las sanciones norteamericanas contra Irán.

Los sirios son un pueblo altamente educado y con un fuerte sentido de conciencia nacional y no están dispuestos a caer en planteamientos sectarios o a ser gobernados por unos fanáticos wahabíes que impongan una brutal dictadura en el país, a similitud de la que existe en Arabia Saudí, que deje sin derechos a los ciudadanos, y en especial a las mujeres. Los sirios tampoco aceptarán ninguna dependencia ni subordinación a una potencia extranjera y mucho menos al reino wahabí por el que los sirios sienten un amplio desprecio.


Sin embargo, la derrota de los terroristas en el campo de batalla, el rechazo del pueblo sirio a los mismos y la firmeza de Irán, pese a las sanciones, llevaron a EEUU a modificar su estrategia, teniendo en cuenta además que el monstruo que ellos habían creado acabó por volverse contra el propio Occidente, como pudo verse en los recientes atentados de París.

Por otro lado, la política norteamericana de protección al EI en Siria e Iraq ha quedado desenmascarada ante el mundo, que ha podido comprobar los nulos resultados logrados por la coalición liderada por EEUU en comparación con los éxitos espectaculares obtenidos por las operaciones militares rusas en Siria en un período de tan sólo tres meses. Por otro lado, parlamentarios y militares iraquíes han puesto al descubierto los actos de envío de armas al EI en su territorio realizados por aviones y helicópteros de la coalición liderada por EEUU.

Todo este cúmulo de políticas fracasadas y las consecuencias inesperadas de su estrategia de respaldo a los grupos terroristas acabó por llevar a Washington a aceptar una negociación política en Siria, presionando a los grupos de oposición apoyados por Riad para que acudieran a la mesa de negociaciones de Ginebra-3, en contra de la voluntad de Arabia Saudí.

De momento, los primeros grandes derrotados por los actuales acontecimientos son los principales grupos armados que operan en Siria, como el EI, el Frente al Nusra o Ahrar al Sham, que han quedado fuera de las negociaciones y que no tendrán ningún futuro papel en el gobierno de Siria, según decisión de la comunidad internacional en su conjunto.

Existe también un creciente convencimiento dentro de la comunidad internacional de que la figura del presidente Bashar al Assad resulta irreemplazable en el actual devenir de Siria. Assad simboliza al Estado y su salida del poder llevaría a un hundimiento de éste o a su fuerte debilitamiento, lo que provocaría, a su vez, un caos en Siria y una expansión del terrorismo y el extremismo hacia Europa y los países occidentales en general. Algunos medios europeos y estadounidenses, que reflejan normalmente el pensamiento de la élite política y económica de esos países, hablan ya de que la estrategia occidental seguida en Siria en estos cinco años ha resultado ser errónea.

Esto ha sido ratificado por el propio Assad, que dijo poco después de los atentados de París que “el apoyo de Francia a los aliados de los terroristas es la causa que se halla detrás de la expansión del terrorismo”. En este contexto, todo el mundo comprende que los llamamientos al abandono del poder por parte del presidente Assad son cosa del pasado y el peligro real es el que EEUU, Francia, Arabia Saudí, Qatar y Turquía han incubado con sus políticas.

Arabia Saudí ha visto, por su parte, como sus intentos de sabotear la conferencia de Ginebra-3 han fracasado. En primer lugar, sus protegidos de la oposición siria se vieron obligados a acudir a la ciudad suiza después de que sus intentos de boicot fracasaran cuando algunos patrocinadores de la conferencia advirtieron que las negociaciones podrían proseguir con otros grupos de la oposición. En segundo lugar, Arabia Saudí ha sido criticada por varias organización opositoras sirias, que han denunciado el apoyo de dicho país al terrorismo y sus intentos de controlar a la oposición.

Estos intentos saudíes para tratar de descarrilar la conferencia han chocado con la política actual de EEUU. En este sentido, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, llamó por teléfono al ministro de Exteriores saudí, Adel al Yubair, para advertirle en contra de un boicot de la oposición que controla y, empleando un tono duro, le dijo: “¿Quieres que los rusos y el Ejército sirio aplasten al resto de la oposición en Siria? ¿O quieres convencer a tu joven amigo (refiriéndose a Mohammed bin Salman, el hijo del rey, que es ministro de Defensa y segundo príncipe heredero) que lleve a cabo una ofensiva contra los rusos en Siria?... Si ellos (los opositores) no salen para Ginebra, diles que se vayan al infierno”.

Los saudíes comprendieron entonces que su juego de obstáculos y retrasos había fracasado y que cualquier demora en la negociación significaría la total derrota militar de sus protegidos en Siria.

La realidad es que no existe una oposición moderada en Siria, con la excepción de la oposición interna y algunas figuras honorables que residen en el extranjero. La oposición apoyada por Riad son simples mercenarios sin influencia dentro de Siria y que no tienen ninguna oportunidad política ni electoral de gobernar Siria.

Por otro lado, su participación en la Conferencia de Ginebra es, en realidad, irrelevante, ya que ésta no es más que una pantomima que busca camuflar el hecho de que la solución política real será fraguada entre bastidores entre varias potencias internacionales y regionales, teniendo en cuenta las realidades del campo de batalla y los intereses y acuerdos que aquellas alcancen.