11 personas buscadas por INTERPOL


Mostrando entradas con la etiqueta Robert Fisk. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Robert Fisk. Mostrar todas las entradas

sábado, 28 de marzo de 2020

Robert Fisk: Menos de 3 meses después del asesinato de Soleimani, EEUU se vio obligado a evacuar 3 bases en Irak






Robert Fisk

En Oriente Medio, Trump habla de “reposicionar” sus tropas. ¡Que al menos tenga el coraje de hablar de “retirada”, si no de “debacle”! La Casa Blanca no tiene tiempo para tratar con Iraq y Afganistán. Tiene otra guerra suprema en sus manos: la del coronavirus.

A medida que la pandemia de coronavirus invade EEUU, Trump ha ordenado a las tropas estadounidenses que abandonen tres bases militares vitales en Iraq para evitar que sean atacadas por los combatientes shiíes iraquíes respaldados por Irán.

Trump siempre se ha jactado de la necesidad de retirar tropas; pero allí sí es una auténtica retirada. La jerga oficial, que afirmó que EEUU “reposicionó (sic) sus tropas de unas pocas bases menores”, es casi tan ridícula la retórica oficial sobre el abandono de Beirut por parte de EEUU en 1984 después de meses bajo el fuego de las milicias shiíes (que en particular mataron a más de 250 marines en una sola operación de martirio en Beirut). Hace casi 40 años, los estadounidenses declararon que estaban “reasignándose a embarcaciones en alta mar”.

Igual que el “redespliegue” de Napoleón desde Moscú, supongo. O el “redespliegue” británico de Dunkerque ante el fulgurante avance del ejército nazi. Ahora, las fuerzas estadounidenses se “reposicionarán” desde sus bases (de ninguna manera menores) en Al Qaim, Qayyarah y la base K-1 cerca de Kirkuk en Iraq. Supongo que esto es similar al “reposicionamiento” de George Washington desde las Alturas de Brooklyn Heights en 1776 o al “reposicionamiento” británico de Kabul en 1842.

En 1984, el presidente Reagan declaró que los estadounidenses no “huirían” del Líbano. Pero eso fue lo que hicieron. En enero de este año, Trump dijo sobre Iraq: “Si nos vamos, significaría que Irán tendría un ancla mucho más grande en Iraq (sic). Intentaba así desmentir una carta escrita por el general de brigada del Cuerpo de Marines William Seely, quien acababa de decir la verdad sobre la estrategia estadounidense al subdirector del Comando de Operaciones Conjuntas iraquíes, mayor general Abdul Amir. La coalición liderada por EEUU, dijo Seefy a su homólogo iraquí, “reubicará sus fuerzas en los próximos días y semanas con el fin de prepararse para continuar su retirada”.

¡Uy! Se supone que los generales no siempre dicen la verdad. Pero en este caso, Seely, obviamente un tipo honesto, no escapó de la realidad. Sin embargo, el Pentágono trató de ocultarlo. El general Mark Milley, presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, calificó la carta de Seely de “error”. Fue, dijo, una “mala redacción” y añadió que la “retirada” no sucedería. Ahora sabemos que esta retirada sí está sucediendo.

Retirada es exactamente lo que Seely quiso decir. Lejos de estar mal redactada, la carta de Seely era demasiado precisa. Pero esta es, supongo, la vida de un soldado bajo Trump. Di la verdad y el mentiroso de la Casa Blanca te abofeteará, antes de demostrar que efectivamente habías dicho la verdad.

La retirada de Al Qaim, revela un vídeo publicado en medios de comunicación franceses, fue un asunto bastante desorganizado, con soldados estadounidenses plegando carpas cubiertas de polvo junto a los olvidados trenes de carga iraquíes que descarrilaron en la lucha allí hace quince años. Hace apenas tres años, las tropas estadounidenses y los iraquíes a su lado, luchaban en ese lugar contra el apocalíptico Daesh. Ahora, las Fuerzas de Movilización Popular (FMF), incluyendo Kataib Hezbolá, que también luchaban contra los mismos terroristas, están desplegadas allí.

Por supuesto, ellos están apoyados por el Cuerpo de Guardianes de la Revolución iraníes. Un periodista del servicio persa de la BBC fue a Al Qaim hace 15 meses y notó que el campo circundante estaba cubierto con banderas de las FMP.

Ha habido ataques ocasionales contra los estadounidenses. Luego -en una locura para el ejército estadounidense en Iraq, que se suponía que iba a entrenar al Ejército iraquí que ahora integra a las FMP- Trump, el gran comandante en jefe que nunca se retiraría de Iraq, decidió asesinar al general iraní Qassem Soleimani y Abu Mahdi al Muhandis, segundo jefe de las FMP, la milicia más prominente del Ejército iraquí, cuyos hombres rodean las bases estadounidenses.

Los muchos ataques contra los norteamericanos desde entonces deben verse a la luz de la muerte de estos dos hombres. Un mercenario estadounidense fue muerto por el lanzamiento de cohetes. Luego, otros dos soldados norteamericanos y un soldado británico fallecieron en la base de Tayi (que no está, al menos aún, en la lista de bases evacuadas).

Un ataque con misiles iraníes hirió gravemente a un centenar de militares estadounidenses, todos los cuales sufrieron “daños cerebrales”, según el Pentágono, pero Trump dijo que no hubo soldados heridos. El fuego de misiles balísticos de Irán fue el primer ataque contra una base norteamericana por un estado extranjero desde Pearl Harbor (pero la administración de EEUU continúa argumentando que Irán fue “disuadido” por el asesinato de Soleimani), Trump había afirmado lo mismo sobre los más de 100 soldados estadounidenses heridos: “He oído que tienen dolores de cabeza”, dijo. Si un presidente puede descalificar alegremente las heridas de su propio ejército, puede cerrar fácilmente una o dos bases. O tres.

Para agregar más insulto a sus acciones, los estadounidenses atacaron el aeropuerto de Kerbala, en construcción para dar cabida a futuros peregrinos a este importante santuario shií, y otros sitios en todo Iraq, matando a tres soldados de la 19 División de Comando del Ejército iraquí, dos policías y un civil. Los guardianes del santuario, dedicado al Imam Hussein y a su hermano Abbas, cuyos restos alberga, condenaron el asalto, y el Ministerio de Relaciones Exteriores iraquí presentó una queja ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Los estadounidenses afirmaron que las armas de las milicias shiíes se almacenaban en el sitio del aeropuerto.

Mike Pompeo, el secretario de Estado, ha amenazado con que “EEUU no tolerará ser atacado”, pero sobre todo parece que son las milicias shiíes las que ya no tolerarán más ataques. Después de todo, al estar en su propio país, no van a “reposicionarse”. Pero los estadounidenses sí. Y cuando un funcionario del Departamento de Defensa de EEUU le dijo a la BBC que la proximidad de las principales milicias shiíes a la base de Al Qaim era “un factor clave en la decisión de reubicar las fuerzas en otro lugar”, el mundo entendió que los estadounidenses habían perdido.

Pero en el mundo invertido de Trumpland, esta es otra victoria más. Al igual que el acuerdo entre EEUU y los talibanes de este mes para retirar a las tropas estadounidenses de Afganistán, 8.500 militares en un plazo de 135 días, a cambio de una promesa de las guerrillas enemigas desde hace 19 años de mantener Al Qaida, el Daesh y otros grupos terroristas fuera del país. Se nos dice que los estadounidenses seguirán teniendo fuerzas suficientes para llevar a cabo “operaciones antiterroristas”. En la jerga del Pentágono, un idioma disociado de la vida real, pero no más que los otros idiomas del cementerio de imperios, se dice que “la USFOR-A (Fuerzas estadounidenses en Afganistán) está en vías de alcanzar los niveles de fuerza requeridos para mantener las capacidades necesarias. Bueno, como dijimos, ve y díselo a los marines.

Ah, sí, y si los talibanes cumplen su palabra, los estadounidenses retirarán el resto de sus tropas en 14 meses. Y todo esto, debemos recordar, está sucediendo en una nación tan dividida que dos presidentes rivales celebraron ceremonias de entronización distintas en Kabul, como los emperadores romanos, burlándose así de cualquier pretensión estadounidense de haber creado una democracia en Afganistán.

Todavía recuerdo al funcionario estadounidense en 2002, después de que los talibanes fueron “destruidos”, que declaró que esta nueva democracia afgana podría no ser “jeffersoniana”. (Thomas Jefferson, uno de los Padres Fundadores de la “democracia” estadounidense). Todos pueden asumir lo que este padre fundador en particular habría pensado del acuerdo entre EEUU y los talibanes.

Pero todo está en línea con la “huella” de EEUU en Oriente Medio. Durante un momento, la vemos, y al siguiente, ella desapareció. Después de todo, no fue hace tanto tiempo que Trump declaró que no abandonaría a los kurdos en Siria; poco después, abandonó a los kurdos en Siria después de que terminaran de luchar y morir por EEUU en la campaña contra el Daesh. Pobres kurdos. Pobres afganos también. Y pobres iraquíes. Realmente no merecían a los estadounidenses.

EEUU, en cualquier caso, no tiene tiempo para preocuparse por ellos. Parece que tiene otra guerra en sus manos, contra este molesto coronavirus. Y frente a él, es imposible “reposicionarse”, ni siquiera retirarse.

Source: The Independent

martes, 22 de julio de 2014

Robert Fisk: La historia de Gaza que los israelíes no cuentan. Los pobladores de Sederot a principios de 1948 no eran israelíes, sino palestinos

Los pobladores de Sederot a principios de 1948 no eran israelíes, sino palestinos

Por: Robert Fisk

Muy bien, para la tarde del viernes el intercambio de muertes estaba 110-0 en favor de “Israel”. Pero pasemos a la historia de Gaza que nadie va a contarnos en estas horas.

Se trata de la tierra. Los israelíes de Sederot reciben fuego de cohetes de los palestinos de Gaza y ahora a los palestinos les dan su merecido. Seguro, pero esperen: ¿cómo es posible que todos esos palestinos –1.5 millones- estén amontonados allí en Gaza, por principio de cuentas? Bueno, sus familias vivieron alguna vez en lo que hoy se llama Israel, ¿verdad? Y fueron expulsadas –o huyeron para salvar la vida– cuando el Estado israelí fue creado.

Y –aquí tal vez hay que contener el aliento– los pobladores de Sederot a principios de 1948 no eran israelíes, sino árabes palestinos. Su aldea se llamaba Huj. No eran enemigos de Israel. De hecho, dos años antes, esos mismos árabes habían escondido del ejército inglés a combatientes judíos de Haganá. Pero cuando el ejército israelí se volcó contra Huj, el 31 de mayo de 1948, expulsó a todos los pobladores árabes… ¡a la franja de Gaza!



Se volvieron refugiados. David Ben Gurión (primer israelí en ocupar el cargo de primer ministro) la llamó acción injusta e injustificada. Lástima: nunca se permitió a los palestinos de Huj volver a su ciudad.

Y hoy día, mucho más de 6 mil descendientes de los palestinos de Huj –la actual Sederot– viven en el muladar de Gaza, entre los terroristas que Israel afirma que se propone destruir y que lanzan sus cohetes hacia lo que fue Huj. Interesante historia.

Lo mismo va por el derecho de Israel a la autodefensa. Hemos vuelto a oírlo mencionar. ¿Qué pasaría si los londinenses fueran atacados con cohetes, como los israelíes? ¿Acaso no devolverían el golpe? Bueno, sí, claro, pero los británicos no tenemos más de un millón de antiguos habitantes del Reino Unido aglomerados en campos de refugiados en unos cuantos kilómetros cuadrados en los suburbios.

La última vez que este especioso argumento se utilizó fue en 2008, cuando Israel invadió Gaza y dio muerte al menos a mil 100 palestinos (tipo de cambio: mil 100 a 13). ¿Y si Dublín fuera atacada con cohetes?, preguntó entonces el embajador israelí. Pero en la década de 1970 la ciudad británica de Crossmaglen, en Irlanda del Norte, fue atacada con cohetes por la república de Irlanda, y sin embargo la Real Fuerza Aérea no bombardeó Dublín en venganza ni mató mujeres y niños irlandeses.

En Canadá, en 2008, los partidarios de Israel manejaban el mismo alegato fraudulento. ¿Y si la gente de Vancouver, Toronto o Montreal fuera atacada con cohetes desde los suburbios de sus propias ciudades? ¿Cómo se sentiría? Pero los canadienses no han apretujado a los pobladores originales de su territorio en campos de refugiados.

Crucemos ahora hacia Cisjordania. Primero que nada, Benjamin Netanyahu dijo que no podía hablar con el presidente Mahmoud Abbas porque no representa también a Hamas. Ahora dice que sólo puede hablar con él si rompe con Hamas, aun si entonces ya no representaría a Hamas.



Entre tanto, el gran filósofo izquierdista israelí Uri Avnery –que a sus 90 años se conserva fuerte, por fortuna– ha abordado la más reciente obsesión de su país: el peligro de que el Estado Islámico (EI) se lance hacia el oeste desde su califato iraquí/sirio y llegue a la margen oriental del río Jordán. “Y Netanyahu dijo –señala Avnery– que si no es detenido allí (en el Jordán) por la guarnición permanente israelí, aparecerá a las puertas de Tel Aviv.”

La verdad, por supuesto, es que la fuerza aérea israelí aplastaría al EI en el momento mismo en que se atreviera a cruzar el Jordán desde Iraq o Siria.

La importancia de esto, sin embargo, es que si Israel mantiene su ejército en el Jordán (para proteger a Israel del EI), un futuro Estado palestino no tendría fronteras y sería un enclave dentro de Israel, rodeado por todas partes por territorio ocupado por Israel.

Muy parecido a los bantustanes sudafricanos, observa Avnery. En otras palabras, jamás existirá un Estado palestino viable. Después de todo, ¿acaso el EI no es lo mismo que Hamas? Claro que no. Pero no es eso lo que oímos de Mark Regev, vocero de Netanyahu. No, lo que él declaró a Al Jazeera es que Hamas es “una organización terrorista no muy diferente del EI en Iraq, Hezbolá en Líbano, Boko Haram…”

Tonterías. Hezbolá es una milicia chiíta que ahora combate a muerte dentro de Siria a los musulmanes sunitas del EI. Y Boko Haram –a miles de kilómetros de Israel– no representa ninguna amenaza para Tel Aviv.



Pero ya me entienden ustedes. Los palestinos de Gaza –y por favor olviden para siempre a los 6 mil palestinos cuyas familias vienen de la tierra de Sederot– son aliados de las decenas de miles de islamitas que amenazan a Maliki en Bagdad, a Assad en Damasco o al presidente Goodluck Jonathan en Abuya.

Aún más relevante al caso: si el EI avanza hacia el borde de Cisjordania, ¿por qué el gobierno israelí aún construye colonias allí –ilegalmente, en tierra árabe– para civiles israelíes?

Esto no se trata sólo del infame asesinato de tres israelíes en Cisjordania o del repugnante homicidio de un palestino en Jerusalén este. Tampoco del arresto de muchos militantes de Hamas y políticos en Cisjordania. Ni de cohetes. Como siempre, se trata de la tierra.

(Publicado originalmente en The Independent. Traducción para el diario mexicano La Jornada: Jorge Anaya)

sábado, 15 de junio de 2013

Oficial austriaco confirma la existencia de cámara de operaciones conjunta entre los terroristas armados e Israel




Jerusalén ocupada, SANA

En una nueva prueba que demuestra la vinculación de los grupos terroristas armados en Siria con Israel, un oficial austriaco de las Fuerzas de Separación en el Golán (UNDOF), confirmó al diario palestino “al-Manar” antes de volver a su país, confirmó la existencia de una cámara de operaciones conjunta entre los grupos terroristas armados e Israel, la cual gestiona y coordina la introducción de las ayudas a los terroristas, y también recibe a los terroristas heridos para ingresarlos en hospitales de campaña o en otros hospitales que se encuentran en las colonias israelíes cercanas.

El oficial austriaco reveló que esta cámara de operaciones se contacta con las partes militares y de seguridad israelíes para facilitar la llegada de armas desde Israel a los terroristas, aludiendo que los cascos azules del (UNDOF) disponen de informaciones que apuntan a que numerosos terroristas fueron trasladados a hospitales israelíes en los últimos tres meses.

Asimismo, agregó que varios terroristas se desplazaron de países vecinos hacia Israel, y desde allí se dirigieron a zonas del Golán.

Lynn A., Fady M. http://sana.sy/spa/213/2013/06/15/487643.htm

Revista francesa: los “Yihadistas” franceses en Siria son mucho más que aquellos en Afganistán


Paris, SANA 

La revista francesa, “Le Nouvel Observateur” informó según un funcionario francés que la participación de "Yihadistas" franceses en los enfrentamientos en Siria junto a los grupos terroristas armados, es más grande de su participación en Afganistán durante los años de guerra.

La revista francesa informó de que los servicios de inteligencia franceses han logrado revelar la identidad de 270 franceses que participan en los enfrentamientos en Siria, considerando a la vez que el regreso de estos elementos a Francia se ha convertido en una gran preocupación en el Ministerio del Interior francés.

La revista señaló que entre 1500-2000 “Yihadistas" europeos combaten en Siria, además de centenares de tunecinos.

Bashar Barazi


Fisk: las armas que enviará EE.UU. a los armados en Siria terminarán inevitablemente en manos de al-Qaeda

Londres, SANA

El escritor británico Robert Fisk, afirmó que las potencias occidentales están implicadas de manera estrecha y peligrosa en el flujo de armas y municiones a Siria, pues a nivel oficial y público, esas armas se ofrecen a quienes considera la comunidad internacional como armados buenos, pero esas armas caerán de forma rápida y segura en manos de grupos armados horribles que venderán parte de esas armas a al-Qaeda y a otros grupos más peligrosos aún.

En un artículo publicado por el diario británico “The Independent”, Fisk dijo que cualquier reacción racional a la declaración de la Casa Blanca ayer de que Estados Unidos va a proporcionar armas a los armados sirios buenos, debería considerar este anuncio como una tontería.

El escritor británico aclaró que los “armados buenos” agradecerán a EE.UU. por las armas que les proporcionó, pero esas armas una vez que entren a Siria a través de la frontera, se entregarán al “Frente al-Nousra”, y serán usadas por los terroristas de ese Frente sus horribles acciones criminales.

Fisk dijo sarcásticamente: “Estados Unidos no tiene previsto enviar armas a los armados horribles ni de los elementos del Frente al-Nousra sino que al “Ejército Libre” que lucha contra las fuerzas de la oscuridad por la libertad, los derechos de la mujer y la democracia”.

Fady Marouf, Lynn A. http://sana.sy/spa/213/2013/06/15/487657.htm

viernes, 31 de agosto de 2012

El Relato de Robert Fisk sobre Darayya

Equipo del Sitio Web de Al Manar

El gran periodista británico Robert Fisk, que se encuentra en Siria para cubrir la crisis, afirma haber visitado Darayya, donde una matanza se cobró la vida de más de 300 civiles y cuya responsabilidad fue rechazada tanto por las autoridades sirias como por los insurgentes.

El primer periodista occidental que visita la zona después de la tragedia relata una historia que no tiene nada que ver con lo que afirman las agencias y medios occidentales. El relato de un habitante de la ciudad, situada cerca de Damasco, a quien encontró cuando caminaba en solitario por la zona, le dijo que los habitantes habían sido secuestrados por milicianos del Ejército Sirio Libre (ESL) antes de que entrara en ella el Ejército regular. Y todas las víctimas eran parientes de soldados reclutados por el Ejército regular o soldados fuera de servicio.

Se llevaron a cabo negociaciones para realizar intercambio de estas personas con milicianos capturados por las autoridades. Sin embargo, después de “utilizar todas las opciones posibles para llegar a un acuerdo”, los responsables sirios afirmaron que habían decidido tomar militarmente este distrito.

Una mujer le dijo a Fisk que había visto con sus propios ojos no menos diez cadáveres arrojados al borde de una calle mucho antes de que las fuerzas gubernamentales entraran en la ciudad. Entre las víctimas había “un empleado de la oficina de correos a quien mataron porque trabajaba en el sector público”, dijo otro residente a Fisk.

Source: Diverso

lunes, 25 de abril de 2011

From Beirut to Bosnia - PART 2-3 - The Road To Palestine - by Robert Fisk



Why have so many Muslims come to hate the West? In this controversial three-part series filmed in Lebanon, Gaza, Israel, Egypt, and Bosnia, Robert Fisk—award-winning Middle East and Balkans correspondent for the London Independent—reports on Muslim unrest as ideology, religion, history, and geography come into conflict. The Road to Palestine provides the viewer with a glimpse into the ongoing conflict in the region around Jerusalem and the Gaza Strip. Through interviews with members of the militant Islamic group Hamas, as well as Zionist settlers and Jewish refugees, this documentary succeeds at revealing some of this tragic situation.

From Beirut to Bosnia - PART 3 - To the Ends of the Earth - by Robert Fisk



DISCOVERY

From Beirut to Bosnia - PART 1 - The Martyr's Smile - by Robert Fisk

Why have so many Muslims come to hate the West? In this controversial three-part series filmed in Lebanon, Gaza, Israel, Egypt, and Bosnia, Robert Fisk—award-winning Middle East and Balkans correspondent for the London Independent—reports on Muslim unrest as ideology, religion, history, and geography come into conflict. This Films for the Humanities production focuses its capable eye on Lebanon's guerilla war that aims to liberate southern Lebanon from Israeli control. The scope of this tragic conflict is brought into sharp focus in this documentary through the use of extensive interviews with participants from the Hezbollah and Islamic Jihad movements, views of civilian casualties caused by Israeli air attacks, and photographic evidence of the ongoing destruction of life and property in the region. The viewer should be advised that this video contains some disturbing scenes of this conflict.

domingo, 24 de abril de 2011

Robert Fisk: EEUU ha Pedido a Arabia Saudí que Ayude a los Rebeldes Libios

Yusuf Fernandez
Según el periodista Robert Fisk, EEUU, que se esfuerza en no implicarse en la crisis libia, habría pedido a Arabia Saudí que arme a los revolucionarios de ese país.

En su crónica semanal publicada en The Independent, Fisk reveló que esta demanda es alto secreto, sin precisar cual fue su fuente. Según él, el rey Abdula, cuya aversión contra el líder libio es conocida, especialmente desde que éste último fue acusado de intentar asesinarle, no ha respondido a esta demanda.

El autor señala que la demanda de Washington se corresponde con la historia de la cooperación militar norteamericana con el reino. Él subrayó que Arabia Saudí es el único aliado árabe que se beneficia de una situación estratégica favorable y que posee la capacidad de suministrar armas a los rebeldes libios.

El periodista británico considera que la ayuda saudí permitiría a Washington no aparecer militarmente implicado en la revolución, pese a que dichas armas serían norteamericanas, si bien pagadas por los saudíes.

“Los norteamericanos han recordado a los saudíes que los rebeldes libios tienen necesidad de obuses de mortero y de misiles anti-tanque, que son en particular indispensables para hacer frente a los blindados de las fuerzas leales a Gadafi, así como misiles antiaéreos destinados a abatir los aviones que les bombardean,” indicó el periódico.

Éste añadió que “si los insurgentes pueden continuar lanzando ataques contra los feudos de Gadafi en el oeste de Libia, la presión política sobre EEUU y la OTAN, al menos la que proviene de los miembros del Partido Republicano en el Congreso de EEUU, para que sea impuesta una zona de exclusión aérea, se reducirá.”

La imposición de esta zona, explican los planificadores interrogados por Fisk, obligaría a los norteamericanos a llevar a cabo ataques aéreos contra las bases de misiles antiaéreos, lo que quiere decir que Washington entraría en guerra al lado de los rebeldes libios.

Fisk preció que aviones de vigilancia británicos del tipo Awacs han entrado ya en acción y vuelan alrededor de Libia para seguir el curso de los aviones libios.

Según Fisk, si Arabia Saudí aprobara la demanda de EEUU de enviar armas a los rebeldes libios, sería imposible al presidente norteamericano condenar un recurso a la fuerza contra los shiíes saudíes en las regiones del noreste del reino.

http://www.almanar.com.lb/spanish...

domingo, 20 de marzo de 2011

Peligros de la "intervención humanitaria" en Libia

Robert Fisk

La Jornada

Conque vamos a tomar todas las medidas necesarias para proteger a los civiles libios, ¿cierto? Lástima que no se nos haya ocurrido hace 42 años. O 41 años. O… bueno, ustedes saben el resto. Y no nos dejemos engañar sobre lo que en realidad significa la resolución del Consejo de Seguridad. Una vez más, será el cambio de régimen. Y así como en Irak –para usar una de las únicas frases memorables de Tom Friedman en ese tiempo–, cuando el último dictador se vaya, ¿quién sabe qué clase de murciélagos saldrán de la caja?

Y luego de Túnez y de Egipto, tenía que ser Libia, ¿verdad? Los árabes de África del norte demandan libertad, democracia, no más opresión. Sí, eso es lo que tienen en común. Pero otra cosa que esas naciones tienen en común es que fuimos nosotros, los occidentales, quienes alimentamos a sus dictaduras década tras década. Los franceses acurrucaron a Ben Alí, los estadunidenses apapacharon a Mubarak y los italianos arroparon a Gadafi hasta que nuestro glorioso líder fue a resucitarlo de entre los muertos políticos.

¿Sería por eso, me pregunto, que no habíamos sabido de lord Blair de Isfahán en fechas recientes? Sin duda debería haber estado allí, aplaudiendo con júbilo ante una nueva intervención humanitaria. Tal vez sólo está tomando un descanso entre episodios. O tal vez, como los dragones en La reina de las hadas, de Spenser, está vomitando en silencio panfletos católicos con todo el entusiasmo de un Gadafi en pleno impulso.

Abramos el telón apenas un poco y observemos la oscuridad que hay detrás. Sí, Gadafi es un orate absoluto, un lunático del nivel de Ajmadineyad de Irán o Lieberman de Israel, quien una vez, por cierto, se puso a fanfarronear con que Mubarak podía irse al infierno, pero se puso a temblar de miedo cuando Mubarak fue en verdad lanzado en esa dirección. Y existe un elemento racista en todo esto.

Medio Oriente parece producir estos personajes… en oposición a Europa, que en los 100 años pasados sólo ha producido a Berlusconi, Mussolini, Stalin y el chaparrito aquel que era cabo en la infantería de reserva del 16 regimiento bávaro y que de plano perdió el seso cuando resultó elegido canciller en 1933… pero ahora estamos volviendo a limpiar Medio Oriente y podemos olvidar nuestro propio pasado colonial en este recinto de arena. Y por qué no, cuando Gadafi dice a la gente de Bengasi: “iremos zenga, zenga (callejón por callejón), casa por casa, cuarto por cuarto”. Sin duda es una intervención humanitaria que de veras, de veritas es una buena idea. Después de todo, no habrá tropas en tierra.

Desde luego, si esta revolución fuese suprimida con violencia en, digamos, Mauritania, no creo que exigiéramos zonas de exclusión aérea. Ni en Costa de Marfil, pensándolo bien. Ni en ningún otro lugar de África que no tuviera depósitos de petróleo, gas o minerales o careciera de importancia en nuestra protección de Israel, la cual es la verdadera razón de que Egipto nos importe tanto.

Enumeremos algunas cosas que podrían resultar mal; demos una mirada de soslayo a esos murciélagos que aún anidan en el reluciente y húmedo interior de su caja. Supongamos que Gadafi se aferra en Trípoli y que británicos, franceses y estadunidenses destruyen sus aviones, vuelan sus aeropuertos, asaltan sus baterías de vehículos blindadas y misiles y él sencillamente no desaparece. El jueves observé cómo, poco antes de la votación en la ONU, el Pentágono comenzaba a ilustrar a los periodistas sobre los peligros de toda la operación, precisando que podría llevar días instalar una zona de exclusión aérea.

Luego está la truculencia y villanía de Gadafi mismo. Las vimos este viernes, cuando su ministro del Exterior anunció el cese del fuego y el fin de todas las operaciones militares, sabiendo perfectamente, por supuesto, que una fuerza de la OTAN decidida al cambio de régimen no lo aceptaría y que eso permitiría a Gadafi presentarse como un líder árabe amante de la paz que es víctima de la agresión de Occidente: Omar Mujtar vive de nuevo.

¿Y qué tal si sencillamente no llegamos a tiempo, si los tanques de Gadafi siguen avanzando? Entonces enviamos mercenarios a ayudar a los rebeldes. ¿Nos instalamos temporalmente en Bengasi, con consejeros, ONG y la acostumbrada palabrería diplomática? Nótese cómo, en este momento crítico, no hablamos ya de las tribus de Libia, ese curtido pueblo guerrero que invocamos con entusiasmo hace un par de semanas. Ahora hablamos de la necesidad de proteger al pueblo de Libia, ya sin registrar a los senoussi, el grupo más poderoso de familias tribales de Bengasi, cuyos hombres han librado gran parte de los combates. El rey Idris, derrocado por Gadafi en 1969, era senoussi. La bandera rebelde roja, blanca y verde –la vieja bandera de la Libia prerrevolucionaria– es de hecho la bandera de Idris, una bandera senoussi.

Ahora supongamos que los insurrectos llegan a Trípoli (el punto clave de todo el ejercicio, ¿no es así?): ¿serán bienvenidos allí? Sí, hubo protestas en la capital, pero muchos de esos valientes manifestantes venían de Bengasi. ¿Qué harán los partidarios de Gadafi? ¿Se disgregarán? ¿Se darán cuenta de pronto de que siempre sí odiaban a Gadafi y se unirán a la revolución? ¿O continuarán la guerra civil?

¿Y si los rebeldes entran en Trípoli y deciden que Gadafi y su demente hijo Saif al-Islam deben recibir su merecido, junto con sus matones? ¿Vamos a cerrar los ojos a las matanzas de represalia, a los ahorcamientos públicos, a tratos como los que los criminales de Gadafi han infligido durante tantos años? Me pregunto. Libia no es Egipto. Una vez más, Gadafi es un chiflado y, dado su extraño desempeño con su Libro Verde en el balcón de su casa bombardeada, es probable que de cuando en cuando también monte en cólera.

También está el peligro de que las cosas salgan mal de nuestro lado: las bombas que caen sobre civiles, los aviones de la OTAN que pueden ser derribados o estrellarse en territorio de Gadafi, la súbita sospecha entre los rebeldes/el pueblo libio/los manifestantes por la democracia de que la ayuda de Occidente tiene, después de todo, propósitos ulteriores. Y luego hay una aburrida regla universal en todo esto: en el segundo en que se emplean las armas contra otro gobierno, por mucha razón que se tenga, las cosas empiezan a desencadenarse. Después de todo, los mismos rebeldes que la mañana del jueves expresaban su furia ante la indiferencia de París ondeaban banderas francesas la noche de ese día en Bengasi. ¡Viva Estados Unidos! Hasta que…

Conozco los viejos argumentos. Por mala que haya sido nuestra conducta en el pasado, ¿qué debemos hacer ahora? Es un poco tarde para preguntar eso. Amábamos a Gadafi cuando llegó al poder en 1969 y luego, cuando mostró ser un orate, lo odiamos; después lo volvimos a amar –hablo de cuando lord Blair le estrechó las manos– y ahora lo odiamos de nuevo. ¿Acaso Arafat no tuvo un similar historial de altibajos para los israelíes y los estadunidenses? Primero era un superterrorista que anhelaba destruir a Israel, luego un superestadista que estrechó las manos de Yitzhak Rabin, y luego de nuevo se volvió un superterrorista cuando se dio cuenta de que había sido engañado sobre el futuro de Palestina.

Algo que podemos hacer es ubicar a los Gadafi y Saddam del porvenir que alimentamos hoy, los futuros dementes sádicos de la cámara de torturas que cultivan a sus jóvenes vampiros con nuestra ayuda económica. En Uzbekistán, por ejemplo. Y en Turkmenistán, Tayikistán, Chechenia y otros por el estilo. Hombres con los que tenemos que tratar, que nos venderán petróleo, nos comprarán armas y mantendrán a raya a los terroristas musulmanes.

Todo es tan conocido que fastidia. Y ahora estamos de nuevo en ello, dando puñetazos en el escritorio en unidad espiritual. No tenemos muchas opciones, a menos que queramos ver otro Srebrenica, ¿verdad? Pero un momento: ¿acaso aquello no ocurrió mucho después de que impusimos nuestra zona de exclusión aérea en Bosnia?

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2011/03/19/index.php?section=opinion&article=005a1pol

rCR/ http://www.rebelion.org/noticia.php?id=124665

lunes, 17 de enero de 2011

Injusticia en tres dimensiones. Robert Fisk

Soy orgulloso propietario de un Perfescopio de madera. No, lectores, no lo busquen en Google. Yo les diré qué aspecto tiene: una cruza entre un periscopio y un morral como los que se usan para dar el pienso a los caballos; el mío está patentado en Estados Unidos, Canadá, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Austria, Bélgica” y garantizado por “Underwood and Underwood, Nueva York”.

Frente a un armazón de madera que aloja dos lentes de vidrio se extiende una tira delgada de madera, cruzada en el otro extremo por una barra más pequeña, provista de dos sujetadores de metal. Sobre ésta puedo colocar una tarjeta que lleva dos fotografías idénticas de Palestina –de más de 100 años de antigüedad–, y cuando atisbo por los lentes percibo dos hechos: que los campesinos se recortan en tercera dimensión contra los fértiles campos y árboles de la Palestina otomana, y que esa antigua provincia no es la tierra “improductiva” de la que hablan las canciones y leyendas israelíes.

Mi Perfescopio es una versión muy primitiva de esos lentes de tercera dimensión de plástico rojo, montados en cartón, con los que solíamos ver películas y leer –si tal es la palabra– comics de vaqueros. Pero los personajes de estas imágenes aparecen frente a edificios, castillos, murallas, pozos antiguos y valles en Jerusalén, Monte Saba, Bethel, Jaffa, el Mar Muerto… Tengo un juego separado de tarjetas de Egipto, en las cuales los pilones de Tebas y las tumbas de los reyes destacan en dimensiones similares, en tanto antiguos guías de turistas marcan el primer plano.

Tengo que explicar cómo llegó a mis manos esta máquina notable. Me la regaló en la iglesia de Woodstock, en Oxfordshire, un ex archisionista: un obsequio de un judío que da testimonio de la numerosa población musulmana de Palestina, entregado frente a un altar cristiano a un reportero que de rutina, cuando le preguntan su religión, contesta: “periodista”.

El generoso donador fue Gabriel Gabby Dover –había asistido al Festival Woodstock de The Independent–, y tampoco necesitan buscarlo en Google. Gabby, hoy de 72 años, es nada menos que uno de nuestros genetistas más controvertidos (en el mejor sentido del término): inventó la frase “impulso molecular”, pasó un cuarto de siglo en el departamento de genética de Cambridge y es profesor emérito de genética evolutiva en Leicester.

No siendo técnico ni científico, pido perdón a Gabby si expongo con demasiada simplicidad su tesis principal, presentada en su libro Dear Mr Darwin: Letters on the Evolution of Life and Human Nature (Estimado señor Darwin: cartas sobre la evolución de la vida y la naturaleza humana). Es la siguiente: ni la naturaleza ni la crianza están en el centro de nadie; no se puede demostrar lo que ocurre en el óvulo fertilizado. “Por lo regular uno se identifica con un grupo afín –me explicó Gabby en su momento–. Pero si me identifico con miles de personas que presencian un partido del Manchester United, es probable que, en circunstancias normales, no tenga nada en común con ellas.” En otras palabras –traté de arrancarle esta conclusión–, aun si tenemos 100 personas que procedan del mismo esperma, seguirán siendo diferentes.

Se puede decir que Gabby Dover también se desvió de su grupo afín y se encontró un día apoyando a Ayuda Médica para Palestina, acto que impulsó a un académico judío, cercano amigo suyo, a preguntarle por qué no apoyaba la ayuda médica para Israel. Gabby recuerda haber contestado que entre ambos pueblos existe un “golfo de riqueza”.

En verdad, los antecedentes familiares de Gabby son casi tan complejos como su tercera fuerza evolutiva putativa, que según su teoría opera en forma separada de la selección natural y el impulso genético. Su madre, socialista fabiana y pionera del sionismo, lo animó a ser un kibbutznik; ella conoció en 1937 a quien sería el padre de Gabby, nacido en una culta familia de judíos sefarditas de Damasco, pero él, según mi amigo, “salió disparado hacia Palestina” cuando el hijo nació.


Gabby no necesitó que le lavaran el cerebro para abrazar el sionismo. Los líderes juveniles de sus tiempos eran “modelos a seguir” y él trabajaba con alegría a principios de la década de 1960 con su muy joven esposa en el kibbutz Nachshonim, cuyo futuro económico radicaba en el cultivo exitoso de un valle extenso y fértil que pocos años antes había pertenecido a los palestinos.

Gabby me ha escrito más tarde para contarme su historia, así que junto a su carta saco otras de sus tarjetas con fotografías y las inserto en mi Perfescopio de madera. Veo árabes palestinos en una distante Haifa, mujeres en vestidos tradicionales palestinos en un huerto de Hebrón, otras de pañoleta cosechando cebada cerca de Belén, una procesión de árabes cristianos en la iglesia del Santo Sepulcro, y unas cuantas imágenes de judíos palestinos barbados, entre ellos un rabí entrado en años: miembros de una población judía que, en la década de 1900, representaba menos de 10 por ciento del total del país.

Pero la grisura tridimensional de estas imágenes arroja una luz perturbadora y trágica sobre los paisajes. Esas mujeres árabes de mediana edad probablemente vivieron para oír la Declaración de Balfour, aunque sólo los niños que miraban con inocencia a la cámara llegarían –en su edad mediana, desde luego– a vivir la experiencia del exilio palestino y la creación de ese Israel al que Gabby viajó.

En una conmovedora carta a su nieta, Gabby describe su conversión parcial cuando, luego de años de estar convencido de que “los judíos habíamos llegado a la tierra que nos pertenecía”, tenía que sacar un tractor de su kibbutz, dar vuelta a la derecha en la puerta y vaciar basura en un tiradero al lado del camino. “Decidí dar vuelta a la izquierda y cruzar la frontera con el tractor, ruta que pocos tomaban en el kibbutz y que en cierta forma estaba prohibida. Unos tres kilómetros adelante llegué a dos grupos de edificios blancos de piedra, con eucaliptos maduros e higueras, destrozados y vacíos, que alguna vez fueron los frescos y sin duda hermosos hogares de palestinos… Cómo no detenerme a pensar en esa enorme dislocación tan cerca de mi casa… Me volví un fantasma en una ciudad fantasma de la que nadie hablaba nunca.”

No fue ésa la única razón por la que Gabby se marchó de Israel. También tuvo que ver “el creciente sentimiento existencial de que no podía vivir una vida en la que todo estaba previsto de antemano”. Pero la visita a la aldea abandonada fue esencial en su experiencia. “Revela cómo unas cosas pequeñas conducen a otras –me dijo esta semana–. Fue una revelación brutal, los hogares árabes destrozados y yo allí solo, viendo eso. Nunca había estado allí.”

Miré una vez más ese mundo perdido de Gabby, y todas las figuras que se extendían en tercera dimensión sobre los campos y colinas. Su destino se había decretado ya en salones de Londres, decidido por la guerra inminente que acabaría por derribar esas minúsculas banderas turcas de las imágenes. Underwood and Underwood –y Gabby– me mostraron los fantasmas en tercera dimensión de aquellos palestinos. Por supuesto, tuvo que dar vuelta a la izquierda en la puerta para poder encontrarlos.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

http://www.jornada.unam.mx/

viernes, 15 de octubre de 2010

Robert Fisk : nous prêchons la démocratie tout en soutenant les dictateurs

http://www.lequotidienalgerie.org. Posté par Rédaction le oct 14th, 2010 In ContreInfo.info
7 octobre 2010

« Ce que nous avons fait, c’est de sacraliser nos propres démocraties tout en soutenant au Moyen-Orient des dictatures qui sont autorisées à simuler la démocratie. » Au Moyen Orient, les prétentions de l’occident sont jaugées au poids des actes, et non pas de principes qu’il est le premier à bafouer lorsque ses intérêts sont en jeu, observe Robert Fisk, grand reporter pour The Independent, et fin connaisseur de la région.

Robert Fisk s’entretient avec New Internationalist Magazine, octobre 2010

Comment est perçue au Moyen-Orient en ce moment la démocratie de style occidental ?

Il semble qu’il y ait de moins en moins de démocratie en Europe Le présidentialisme se renforce, les parlementaires n’ont tout simplement plus de pouvoir. Au Moyen-Orient, les gens s’informent sur l’Occident comme nous nous informons sur le Moyen-Orient. Ils connaissent les débats sur le « déficit démocratique », ils savent à quel degré les électeurs occidentaux se sentent de plus en plus lointains de leurs élus. Donc, de nombreuses personnes que je rencontre au Moyen-Orient se demandent pourquoi nous voulons prêcher la démocratie lorsque nous n’en jouissons que fort peu nous-mêmes.

Le mot est utilisé avec beaucoup de cynisme.

Je pense que beaucoup de gens ici aimeraient jouir de la démocratie ; ils aimeraient prendre quelques « paquets de droits de l’homme » sur les étagères de notre supermarché. Mais ce qui les préoccupe, c’est l’injustice. Et je ne pense pas que la justice soit quelque chose que nous soyons intéressés à accorder au Moyen-Orient.

Les élections sont au cœur de l’idée occidentale de démocratie. Quel effet produisent-elles au Moyen-Orient ?

Des effets grotesques. Chaque président prétend avoir tenu des élections sincères et chaque élection présidentielle est truquée. Voila pourquoi on apprend que M. Moubarak a obtenu 98% des suffrages et que Saddam en recueillait habituellement 100%. C’est une caricature, mais ce qui est intéressant c’est que les gens paraissent croire que la tenue d’élection accroît la légitimité même si c’est totalement truqué. Ils veulent pouvoir dire : « Nous avons également des élections, nous avons un parlement, nous avons un président, nous l’avons élu », même si nous savons tous que dans les pays arabes où se tiennent des élections – à l’exception du Liban, où existe une certaine impartialité dans le processus électoral – elles ne comptent pas réellement.

Les élections ici [au Moyen-Orient], sont un outil, un instrument. Elles ne sont pas destinées à manifester l’état d’esprit du peuple : elles sont destinées à manifester celui de l’homme qui sera élu.

Au Moyen-Orient on a des simulacres d’élections qui sont censées être réelles ; en Occident, on a de vrais scrutins qui, souvent, s’avèrent être des simulacres, en ce sens que nos députés ne font pas ce que nous voulions qu’ils fassent. Mais au moins, en occident, on peut être assuré que les votes seront comptés, qu’ils ne seront pas jetés dans le Nil ou brûlés nuitamment au ministère de l’Intérieur.

Reste que ce que nous avons fait, c’est de sacraliser nos propres démocraties tout en soutenant au Moyen-Orient des dictatures qui sont autorisées à simuler la démocratie. Nous étions les meilleurs amis de Saddam durant de nombreuses années. Nous aimons Moubarak, qui est un « modéré », bien que nous sachions que les élections présidentielles en des endroits comme l’Egypte ne sont qu’une imposture.

Que faudrait-il faire ?

Sommes-nous en train de dire : adoptez un peu de démocratie et vous serez comme nous ? Ou bien les abusons-nous en disant cela ? Nous croyons en la justice, mais nous ne rendons pas justice au Moyen-Orient, n’est-ce pas ? Il suffit d’observer la situation. Nous n’avons pas l’intention de laisser les Palestiniens retrouver leurs foyers. Nous prêchons la justice mais je ne pense pas que nous nous y intéressions.

Au Moyen-Orient, il existe une large compréhension des faits historiques, et de ce que nous [occidentaux] avons fait durant cette histoire. Donc, je ne suis pas vraiment certain qu’ils souhaitent de tout temps se procurer nos « produits », comme les droits de l’homme ou la démocratie, car nous ne leur avons pas apporté la preuve [de leur qualité]. En fait, nous les avons très souvent bombardés…

Lors de mes conférences aux États-Unis, au Canada, en Europe, pas mal de gens me demandent « que pouvons-nous faire ? » Auparavant, je répondais rejoignez Amnesty ou Human Rights Watch. Aujourd’hui, je leurs dis : venez observer le Moyen-Orient et renseignez-vous sur le sujet. Nous pouvons prendre position sur l’injustice qui règne dans la région afin que soit comprise la raison de cette fureur incendiaire que les gens ressentent envers l’occident, et les uns envers les autres. Mais nous ne pouvons certainement pas prêcher l’exemple de notre « merveilleuse » vie politique.


Publication originale New Internationalist Magazine, traduction Contre Info

miércoles, 13 de octubre de 2010

Robert Fisk: Lebanon and Hizbollah ready to welcome Ahmadinejad

So he – with a capital 'H' – is coming this morning. Be on the Beirut airport road, they tell us. He will receive our plaudits. An open-top car? Perhaps. Ahlah wa sahlan, it says on the posters in Arabic, which the Hizbollah have thoughtfully put up for us. And then: Hush amdid in Persian. They both mean "welcome". But is He? President Mahmoud Ahmadinejad is the President of Iran, not of Lebanon. A protocol, you may say. One friend calling on another, as Henry VIII was said to call on Thomas More in A Man for All Seasons. But is this a friend?

The airport road will see him loved, perhaps garlanded, certainly feted by the Shia Muslims of the southern suburbs of Beirut through which his airport journey will take him. And the Shias of Lebanon are the largest minority in this country. Their Lebanese parliamentary leader, Nabih Berri – speaker of parliament, no less, dinner host of Mr Ahmadinejad tonight – will speak honeyed words to the President of Iran (and let us not mention the dubious election results in Iran last year), as will the President of Lebanon, Michel Sleiman, a Maronite Christian (as it is his duty to be under the sectarian constitution of Lebanon). But then let's get down to the point.

The Shia Muslim Hizbollah militia, most powerful enemy of Israel, is armed and financed by the Iranians. Mr Ahmadinejad is the President of the country which maintains this militia and arms it. He will speak at the great sports stadium in Beirut tonight, and all of the Lebanese capital are asking the same question: will Sayed Hassan Nasrallah, the leader of the Hizbollah – which drove the Israelis out of Lebanon in 2006 – dare to risk his life beside Mr Ahmadinejad? Since the Israelis have put him on their assassination list, Nasrallah is a bit cautious about public appearances. So will we see him? Or will he appear, as usual, on a video screen, larger and higher than his financier?

Related articles

•More Middle East News
Search the news archive for more stories

robably, he will turn up himself. Nasrallah has been giving speeches for months as if he is the president of Lebanon. He has already announced the Iranian President's tour d'horizon of Lebanon. No, Mr Ahmadinejad will not throw stones over the Lebanese border into Israel. Yes, Mr Ahmadinejad will be visiting the mass grave of the 106 Lebanese (most of them Shia) civilians killed by Israeli shellfire at a UN base at Qana in southern Lebanon in 1996 – and more children killed by the Israelis in the village in 2006 – and he will speak in the village of Bint Jbeil where the Hizbollah destroyed so many Israeli tanks in 2006 (after Bint Jbeil was destroyed by the Israelis following the Hizbollah's capture of two Israeli soldiers after crossing the border – thank you, Mr Ahmadinejad).

All in all, then, it's a bit of propaganda, flagrant for the Israelis – who are waiting for next spring's war with the Hizbollah – and a bit of propaganda for the Hizbollah, which is also waiting for next spring's war with the Israelis. And as a reminder to the Lebanese, that Iran decides the future of Lebanon. Israel too, of course. And America – which will remain largely silent when the President of Iran arrives in Beirut today to celebrate the Lebanese "democracy" of which the Bush administration spoke so highly in 2005.

The US embassy has been doing its ritual work: telling American citizens to stay off the streets of Lebanon's cities. Watch this space, then in April or May of 2011.

More from Robert Fisk

http://www.independent.co.uk/