Científico e investigador estadounidense denuncia mentiras del 11/S
por Natalia Concina*
James Fetzer, fundador de Scholars for 9/11 Truth (Científicos por la verdad del 11/9), acusó a la actual administración norteamericana de estar directamente involucrada en los ataques a las Torres Gemelas y al Pentágono. En diálogo con Télam, aseguró que se podría esperar un “atentado similar para beneficiar al candidato republicano”, de cara a las próximas elecciones.
El científico, profesor universitario e investigador estadounidense James Fetzer en una conferencia explicando las mentiras de la versión oficial de Bush sobre los atentados del 11 de septiembre.
Esta entrevista apareció originalmente en junio 2008, por la agencia argentina Telam y en el marco de una conferencia organizada y auspiciada por el Dr. Oscar Abudara Bini, miembro de la Red Voltaire en Buenos Aires y destinada a un debate con la sociedad civil argentina.
“Uno de los miedos de nuestra organización (Scholars for 9/11 Truth) es que la administración Bush realice otro atentado de este tipo con el objetivo de aumentar las posibilidades de McCain para ganar la presidencia, ya que Obama le lleva mucha ventaja”, aseguró Fetzer, uno de los líderes más destacados del movimiento de norteamericanos que cuestionan la historia oficial del presidente de EE.UU. sobre los atentados del 11 de septiembre.
Según Fetzer, quien se encuentra en el país [en junio 2008] para dar una serie de charlas y brindó una entrevista exclusiva a Télam, investigaciones realizadas por su organización han encontrado “más de una docena de falacias en la versión oficial dada por el gobierno, donde la elucidación de cualquiera de ellas es suficiente para mostrar que ésta, de un modo u otro, no puede ser la correcta”.
La versión oficial sobre los atentados indicaba que 19 secuestradores tomaron cuatro aviones, violaron la seguridad aérea estadounidense y cometieron los ataques que se conocen dirigidos por Osama Ben Laden, “un señor que se encuentra en una cueva en Afganistán”, ironiza el académico norteamericano.
“El Gobierno no pudo demostrar ni una de todas estas explicaciones”, denuncia Fetzer, quien considera que la administración de Bush no sólo estaba al tanto de lo que iba a suceder, sino que además tuvo una participación activa en la organización de los atentados.
Para el académico, lo primero que hay que destacar es que de los “19 supuestos terroristas que abordaron los supuestos aviones que se estrellaron no hay ni un sólo registro y tampoco aparecen en los videos de circuitos cerrados de los aeropuertos”.
Pero, más allá de las hipótesis, Scholars for 9/11 Truth (www.911scholars.org) ha realizado numerosos estudios científicos que refutan algunos puntos de la versión oficial (ver nota Los 15 puntos que refutan la versión oficial).
Otro punto de la versión oficial que se cuestiona en este momento es la existencia de los aviones que se vieron a través de los canales de noticias.
El primer avión del que se dudó fue del que habría impactado contra el Pentágono.
“El daño que tenía que haber causado un Boeing de las características que dijeron, tendría que haber sido mucho mayor. No se encontraron restos del avión, ni cuerpos, ni turbinas, ni equipaje – explica Fetzer y agrega – nuestra teoría es que se trató de un avión de caza y que antes de impactar disparó un misil”.
Pero existen también dudas acerca de las aeronaves que se estrellaron contra las torres.
“Hay un delay de 17 segundos entre la aparición de los aviones y los impactos. Y hay análisis de esas filmaciones que dicen que lo que se ve es físicamente imposible, primero porque el avión al chocar contra el edificio debería haber presentado algún tipo de resistencia (y en las filmaciones se ve que ingresa perfecto), y segundo porque un avión a esa altura nunca podría haber alcanzado la velocidad que supuestamente llevaban”, señala.
Independientemente de estas controvertidas teorías, un 40 por ciento de los norteamericanos no creen en la versión oficial, y de estos, la mitad considera que el gobierno estuvo involucrado en los hechos.
“9/11 Truth” está conformada por diferentes grupos que estudian distintos aspectos de los atentados.
Ingenieros, pilotos, estudiantes, científicos, académicos, militares, familiares de las víctimas y hasta sobrevivientes conforman un movimiento que se nuclea a través de la página http://patriotsquestion911.com y que hoy suma algo más de mil cien personas.
El gobierno de Estados Unidos los califica de conspiradores, pero hasta el momento ninguno de sus miembros ha sido detenido ni ha sufrido agresiones físicas. Sin embargo, los académicos que son parte del movimiento fueron relegados en sus ámbitos laborales.
¿Por qué un gobierno haría un atentado a su propio país?
“Existen a mi entender tres motivos – explica Fetzer – el primero es el petróleo, las compañías petroleras se encontraban muy interesadas en retomar el poder de los pozos que existían en Irak; en segundo término está Israel, que es un aliado estratégico para Estados Unidos y necesitaba debilitar la posición de los países árabes ya que Saddam estaba brindando su apoyo a los palestinos; y en tercer lugar hay un componente ideológico ya que ciertos sectores de la administración Bush estaban convencidos de que Estados Unidos tenía que aumentar su poderío militar sobre el mundo, y avanzar sobre el oriente medio”.
Pero en el medio, Fetzer señala otras causas “menores”: El día antes de los atentados Donald Rumsfeld informó que faltaba una cifra importantísima de dinero en el Pentágono. Una posible explicación es que el avión que cayó sobre el Pentágono destruyó evidencia de la desaparición de este dinero que era más de tres billones de dólares.
Otro “beneficiario” de los atentados fue Larry Silverstein, arrendatario de las Torres Gemelas, quien pocos meses antes del ataque las aseguró por 3.5 billones de dólares contra ataques terroristas.
El profesor Fetzer, quien es master en Filosofía tiene un Post-grado en Historia y Filosofía de las Ciencias, se desempeña actualmente como Director del Departamento de Filosofía y del Programa de Estudios Liberales de la Universidad de Minnesota Duluth.
Lleva publicado más de 100 artículos y 20 libros sobre la filosofía de la ciencia, ciencia informática, inteligencia artificial y ciencia cognitiva y también es autor del libro “The 9/11 Conspiracy” (“La Conspiración del 11 de septiembre”).
Los 15 puntos que refutan la versión oficial sobre los atentados del 11 de septiembre
por James Fetzer
1) El impacto de las aeronaves no pudo haber causado suficiente daño como para derribar los edificios, ya que estos habían sido específicamente diseñados para soportar este tipo de colisiones. Frank de Martini, director del proyecto de construcción del WTC (World Trade Center) afirmó que las torres fueron diseñadas para soportar el impacto directo de un Boeing 707, similar al tamaño de los Boeing 757 utilizados en el ataque.
2) El punto de fusión del acero es de 1,537 ºC, y supera ampliamente los 982 ºC que alcanza el combustible de los aviones al encenderse en óptimas condiciones. Aún así, el Nacional Institute of Standards and Technology (NIST) examinó 236 muestras de acero y encontró que 233 de ellas habían sido expuestas a temperaturas inferiores a 260 ºC, y el resto a temperaturas que no superan los 650 ºC.
3) Underwriters Laboratory (organismo de certificación de seguridad en los productos más respetado en Norteamérica) certificó que el acero utilizado en la construcción de las torres podría soportar temperaturas de hasta 1093 ºC durante 3 ó 4 horas sin que hubiera efectos significativos. El fuego producido por los aviones no tuvo ni la duración ni la intensidad suficientes como para siquiera debilitar las estructuras (260 ºC promedio durante una hora aproximadamente en la Torre Sur, y una hora y media en la Torre Norte)
4) Si el acero se hubiera derretido o debilitado se hubiera observado un daño más asimétrico en los edificios, con estructuras inclinadas y combadas. Dicho deterioro hubiere sido lento y gradual, en vez de la demolición abrupta, completa y total que se observó. Esto significa que el NIST ni siquiera puede explicar el inicio de alguna secuencia de colapso.
5) William Rodríguez, conserje de la Torre Norte y última persona en salir viva del edificio declaró que hubo explosiones masivas en los subsuelos que destruyeron, entre otras cosas, una prensa hidráulica de 50 toneladas que se utilizaba para el sistema de rociadores del edificio.
6) Rodríguez reveló que las explosiones ocurrieron antes del estruendo de los pisos superiores. Esta declaración ha sido corroborada por un estudio de Craig Furlong y Gordon Ross, “Seismic Proof.: 9/11 was an inside Job”, demostrando que estas explosiones ocurrieron entre 14 y 17 segundos antes de los presunto impactos de aviones.
7) Según la “Teoría del Panqueque” un piso falla y cae sobre el de abajo, haciendo que éste falle y caiga sobre el de abajo, y así sucesivamente. Este tipo de colapso normalmente ocurre en estructuras de hormigón con lozas levadizas y no podría ocurrir en edificios de acero soldado, como las Torres Gemelas, a menos que cada una de las columnas fueran removidas al mismo tiempo, piso por piso, tal como Charles Pegelow, ingeniero estructural, ha declarado.
8) La demolición de ambas torres en un tiempo de 10 segundos cada una se asemeja a la velocidad de caída libre con resistencia al aire solamente, como Judy Wood, profesora de ingeniería mecánica, ha demostrado. Dicho resultado sería imposible de lograr sin el uso de fuentes de energía extremadamente poderosas. Si las torres hubieran colapsado, hubieran caído a partir de sus puntos de mayor resistencia.
9) Más aún, las torres explotan desde la parte superior, sin colapsar hacia el suelo sin que se muevan los pisos. Un fenómeno que Wood ha comparado con dos gigantes árboles convirtiéndose en aserrín de arriba hacia abajo; algo que, como la pulverización de los edificios, no puede ser explicada por la versión de lo ocurrido que brinda el gobierno. No había “panqueques”.
10) WTC-7, edificio que formaba parte del complejo y que no fue impactado por los aviones secuestrados, cayó a las 5:20 PM de una manera muy similar a la de una clásica demolición controlada. Larry Silverstein, dueño del WTC, sugirió que la mejor alternativa era “tirarla abajo” debido a los daños recibidos por la destrucción de las Torres. Allí se ven las características típicas de una demolición controlada: el colapso completo, abrupto y total en la planta del edificio, donde los pisos caen al mismo tiempo produciendo “pilas panqueques” cada cinco pisos.
11) El punto de impacto en el Pentágono es muy pequeño para haber sido creado por el avión comercial de 100 toneladas, con una envergadura de 38 metros y cuya cola mide 13 metros de alto, los restos encontrados en el lugar no coinciden con los de un Boeing 757: no hay alas, ni fuselaje, ni asientos, ni cadáveres, ni equipaje, ni cola. Ni siquiera las turbinas fueron recuperada, lo que hace poco creíble la versión oficial de lo ocurrido.
12) Las imágenes de video suministradas por el Pentágono tampoco muestran a un Boeing 757 chocando contra el edificio, los 47 metros de largo del avión duplican los 24 metros de alto del Pentágono, y debería apreciarse con facilidad en las cintas. El hecho de que no aparezca en ellas demuestra que la evidencia en video también contradice la versión oficial.
13) La aerodinámica hace que la trayectoria oficial del avión, volando a alta velocidad casi al nivel del suelo, sea físicamente imposible, ya que un Boeing 757 a más de 800 km/hora no puede volar a menos de 18 metros del suelo, lo que hace que la versión oficial no sea válida desde el punto de vista aerodinámico.
14) La caja negra del avión que la Nacional Transportation Safety Board (organización independiente del Gobierno de los Estados Unidos que se dedica a la investigación de accidentes automovilísticos, de aviación y marinos) entregó a Pilots 9/11 Truth (Pilotos por la verdad del 11/9) corresponde a un avión que volaba a otra velocidad y altura. Si esta información correspondiera a la del Boeing 757, éste hubiera volado por encima del Pentágono en vez de impactar sobre él.
15) Si el vuelo UA93 se hubiese estrellado como dicen los informes oficiales, sus restos se deberían haber esparcido en un radio de una manzana, pero los vestigios encontrados estaban en distribuidos en un área de doce kilómetros cuadrados. Este hecho sería inexplicable si el avión hubiera sido derribado en el aire, contradiciendo la teoría oficial.
Profesor James Fetzer, fundador de Scholars for 9/11 Truth.
Natalia Concina
Periodista argentina, agencia TELAM.
Fuente Telam
http://www.voltairenet.org/article158012.html
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