Hubo una ciudad en Inglaterra donde había un arquero famoso por su puntería. Todas sus flechas acababan siempre en el centro de la diana. En una ocasión un visitante curioso le preguntó cómo era eso posible. “Muy sencillo”, le respondió el arquero, “primero disparo la fecha y luego dibujo la diana alrededor de donde se clavó”.
Esto es, según el escritor israelí Uri Avnery, lo que ha estado intentando hacer el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, en la guerra de Gaza. Aleccionado por el fracaso israelí en la Guerra de Julio contra el Líbano en 2006, él necesitaba desesperadamente afirmar que sus objetivos se habían cumplido y, de este modo, estuvo cambiando continuamente los mismos para demostrar que la “victoria” ha sido conseguida. Lo peor para él es que se ha quedado sin objetivos que declarar.
En un primer momento, Israel dijo que el objetivo de la guerra era destruir los cohetes y misiles de la resistencia palestina en Gaza. Pero esto no sucedió y Hamas continuó lanzando sus cohetes, unos 3,300 en total, durante todos y cada uno de los 28 días que ha durado el conflicto.
Cuando el Ejército israelí cruzó la frontera con Gaza con el fin de “destruir los cohetes”, una enorme red de túneles fue descubierta. La destrucción de la misma se convirtió entonces en el principal objetivo de la guerra para Israel. Los túneles fueron presentados como una amenaza estratégica para la entidad sionista y debían ser, pues, destruidos. Sin embargo, eso requería la reocupación de toda Gaza y el gobierno israelí no quería afrontar el coste político de las bajas que esto supondría ni tampoco la guerra de guerrillas que a tal hecho seguiría.
A continuación, se dijo que el objetivo era obtener un acuerdo internacional para desarmar a la resistencia en la Franja de Gaza, pero este objetivo ha sido unánimemente rechazado por las facciones de la resistencia palestina y por sus aliados, y en primer lugar por Irán. Hamas conserva en la actualidad, el 70% al menos de sus capacidades, según el Ejército israelí, y hay datos que permiten suponer que sus aliados están ya reabasteciendo los stocks de armas y municiones de la organización palestina y otras facciones de la resistencia.
Israel hace frente ahora a un colapso de su imagen y su diplomacia. El mundo entero se ha levantado y ha condenado los crímenes israelíes en Gaza. Incluso en su aliado principal, EEUU se han producido manifestaciones masivas contra su agresión a Gaza y las encuestas señalan que los palestinos cuentan con el doble de la simpatía entre los jóvenes estadounidenses que Israel. La imagen de Israel como un estado terrorista y genocida no será borrada. Múltiples acciones por parte de distintos colectivos en todo el mundo buscarán ahora intensificar el boicot a la economía israelí y presentar demandas para que los líderes israelíes sean enjuiciados como criminales de guerra.
Netanyahu prometió que no hablaría con “terroristas” pero ha enviado una delegación a El Cairo para hablar indirectamente con una delegación palestina, que incluye a miembros de Hamas. Se ha decretado una tregua de 72 horas que será seguida por negociaciones para poner fin a la agresión israelí después de ese período. Esto ha llevado a Netanyahu a desdecirse, una vez más, de su promesa de seguir adelante con la Operación Roca Sólida. Para recordar el fracaso israelí, Hamas lanzó una andanada de cohetes contra objetivos israelíes cinco minutos antes de iniciarse el alto el fuego.
El fracaso de Netanyahu no es sólo suyo sino el de todos los partidos israelíes, que, con pocas excepciones, apoyaron la guerra de agresión israelí contra Gaza. Ahora ellos tendrán que explicar al 86% de la población israelí que apoyó la guerra las razones por las que el globo del militarismo israelí se ha desinflado. Según el diario Haaretz, esto puede llevar a un total descrédito y colapso del sistema político israelí. A la mayoría de los israelíes no les importa, o incluso celebran, la matanza de civiles palestinos, pero no soportan la vergüenza de ver a su ejército humillado ni ser engañados de forma continua por el gobierno.
El lunes, cuando la retirada de las tropas israelíes de Gaza estaba ya en pleno apogeo, Netanyahu, el ministro de Defensa Moshe Yaalon y un grupo de altos oficiales encabezado por el jefe del Estado Mayor, teniente general Benny Gantz, se reunió con líderes de las colonias próximas a Gaza, donde viven 250.000 israelíes.
Los dirigentes israelíes dijeron que el Ejército israelí planea construir una valla de seguridad en la frontera con Gaza similar a la que ya existe con Egipto, equipada con sensores electrónicos y otros instrumentos. Sin embargo, ellos no respondieron a las preguntas de cómo dicha barrera podría afectar a los cohetes y misiles de Hamas o a los túneles construidos bajo tierra en caso de un nuevo conflicto israelí contra Gaza.
Por primera vez también, Israel sale de un conflicto con un problema interno de refugiados, algo que hasta el momento sólo afectaba a los países árabes agredidos por la entidad sionista. Se calcula que que la mitad del cuarto de millón de israelíes mencionados, muchos de ellos habitantes de kibbutzim o de granjas privadas que huyeron durante las hostilidades, no volverán a sus hogares. Muchos de ellos no encuentran divertida la idea de ver salir a un combatiente de Hamas de un túnel en su salón o su jardín y prefieren quedarse en el norte. De este modo, han aparecido los primeros pueblos fantasma en Israel desde la creación de la entidad sionista.
Uno de los habitantes de la zona expresó su frustración en la página de Facebook de la publicación israelí 0404. “Que no nos digan que controlamos todos los túneles ya que vemos a combatientes de Hamas salir de ellos cada día. Ellos disparan cientos de cohetes todos los días. Dígannos la verdad tal como es y ya decidiremos lo que vamos a hacer con esa información.”
Source: Sitio de Al Manar en Español
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05-08-2014 - |
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