Algunas divisiones de elite del Ejército Libanés desplegaron sus tanques en la ciudad de Trípoli, en el norte del Líbano, donde se habían incendiado los enfrentamientos entre los partidarios y los detractores del régimen del presidente sirio, Bashar al Assad.
En Trípoli se desencadenó un duro tiroteo entre la minoría alauí que apoya al presidente sirio y los activistas radicales suníes. Se reportan al menos cuatro víctimas mortales, incluido un oficial del Ejército libanés, y veinticuatro heridos.
Los enfrentamientos empezaron después de que miembros de la Seguridad Nacional detuvieran a un islamista llamado Nizar al-Mawlawi acusado de pertenecer a una organización terrorista y suministrar armas a Siria. Un grupo de partidarios de la oposición siria bloqueó varias carreteras en señal de protesta contra el arresto.
A mediodía un cohete cayó en un barrio de mayoría suní, hostil al régimen de Assad. El cohete mató a un hombre identificado como Issa Alí. Tras el incidente estalló una batalla entre los residentes del barrio suní Bab al-Tabbaneh y los alauíes de Jabal Mohsen, que apoyan el régimen de Damasco. Según los testigos, pudieron escucharse tiroteos, lanzamientos de cohetes y de granadas entre las 4:00 y las 7:00 de la mañana, la hora local.
En respuesta a estos acontecimientos, las autoridades desplegaron al Ejército en las calles de los dos barrios rivales. El primer ministro libanés, Najib Mikati, declaró que “no habrá ningún tipo de protección política para todos los que atentan contra la seguridad del país”.
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