(Cubadebate) La información encaja con la nueva visión de Defensa de EE.UU., a medida que reduce el número de fuerzas armadas en el terreno a cambio de pequeñas unidades con la habilidad de operar en una amplia gama de ambientes, realizar actividades tácticas con resultados estratégicos
El jefe del Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos (USSOCOM, por sus siglas en inglés), cuyas fuerzas élites fueron las que rastrearon y mataron a Osama bin Laden en Pakistán, lanzó una propuesta para tener mayor libertad de desplazamiento de las fuerzas especiales (SOF, por sus siglas en inglés) y realizar operativos en todo el mundo.
Tal autoridad dotaría a las SOF de mayor agilidad, rapidez y flexibilidad para expandir sus operativos a regiones como África, Asia y América Latina -donde sus actividades han sido limitadas- sin tener que pasar por las vías normales de aprobación que exige el Pentágono.
La propuesta encaja con la nueva visión de Defensa de EE.UU., a medida que reduce el número de fuerzas armadas en el terreno a cambio de pequeñas unidades con la habilidad de operar en una amplia gama de ambientes, realizar actividades tácticas con resultados estratégicos.
Sin embargo, algunos analistas sospechan que una mayor amplitud del alcance de estas fuerzas en América Latina podría degenerar en actividades cuestionables y dañar las relaciones de Estados Unidos con sus vecinos en el hemisferio.
Fuerzas al rescate
El Comando de Operaciones Especiales se creó en los años 80 tras el fallido intento de rescatar a los rehenes estadounidenses retenidos en la embajada de ese país en Irán. Tenían una tarea muy específica en cuanto a la protección de ciudadanos estadounidenses, sobre todo los que tienen vínculos con el gobierno.
En América Latina, normalmente, se ocupan de misiones de inteligencia de alta tecnología, sin reclutar recursos humanos pero sí brindando entrenamiento y haciendo ejercicios conjuntos.
“Casi siempre, con pocas excepciones, trabajan en conjunto con las fuerzas armadas, policiales o de inteligencia del país para poder ayudarles y tener una relación mutua”, explicó a BBC Mundo Stephen Donehoo, especialista en Seguridad Nacional del grupo McLarty Associates de Washington.
En Perú, por ejemplo, aconsejaron a las Fuerzas Armadas en el rescate de rehenes internacionales tras la toma de la embajada de Japón por el grupo armado, Tupac Amarú, en abril de 1997, cuando en una acción sorpresiva violatoria de los acuerdos de negociación política, mediante una operación militar fueron liberados 71 de los 72 rehenes que todavía se mantenían cautivos, y asesinados a sangre fría los secuestradores, capturados vivos.
En Colombia asesoran operativos específicos en la lucha contra las rebeldes FARC pero cuando tres contratistas de Estados Unidos cayeron en manos del grupo izquierdista “ellos tuvieron tropas en el terreno con el propósito de sacarlos”, según Donehoo, antes de que lo hiciera el propio gobierno colombiano con la operación “Jaque” en la que bombardearon un campamento clandestino y mataron e hirieron a todas las personas que allí se encontraban. De paso violaron la frontera con Ecuador.
Las actividades de USSOCOM tiene que regirse por un protocolo que incluye una relación muy estrecha con el comandante de las fuerzas regionales, el Comando Sur, en el caso de América Latina, y no respetar acuerdos con los gobiernos locales, como hicieron en Pakistán, cuando asesinaron a Bin Laden.
Además, deben coordinar sus operativos con el embajador estadounidense del país en cuestión, pero todo eso podría cambiar con la solicitud del jefe del Comando de Operaciones Especiales.
“Esto implica una burocracia y un cronograma de coordinación que no es particularmente ágil”, explico el especialista en Seguridad. “(USSOCOM) quiere tener mayor agilidad y potestad para actuar cuando sea necesario sin tener que ir por los canales que están establecidos”.
Cambio de estrategia
El cambio de pasar de la retaguardia a una participación más activa en “acciones de guerra”, sin ninguna autorización explícita es lo que preocupa a Adam Isaacson, analista de política de seguridad nacional de WOLA, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.
“Aunque naturalmente no se dan muchos detalles, uno se puede imaginar casi todo”, manifestó a la BBC. “En países aliados pueden incluir operativos de inteligencia contra grupos, partidos o individuos que son vistos como amenaza contra EE.UU. aunque los mismos no estén haciendo nada ilegal en su país”.
Isaacson se aventuró a especular que en los países con los que Estados Unidos no tiene muy buena relación como Venezuela, Bolivia, Ecuador o Nicaragua “podría haber hasta actos de sabotaje. Aún si ese no es el plan, eso es lo que se va a sospechar”.
El analista de WOLA señala que ha habido antecedentes en el marco de la llamada guerra contra el terrorismo con la creación, hace unos 5 o 6 años, de pequeños grupos dentro las embajadas estadounidenses conocidos como Military Liaison Elements, elementos de enlace militar.
“Eran grupos élites que, en algunos casos, se encontraban allí sin el conocimiento del embajador”, aseguró. “Andaban de civiles, completamente armados y el mundo llegó a saber de ellos cuando en Asunción, Paraguay, mataron a un ladrón en la calle”.
Compleja red
Adam Isaacson indica que la búsqueda de una mayor actividad en América Latina obedece a la retórica de algunos legisladores republicanos y centros de investigación conservadores que están hilando una compleja idea de amenaza de seguridad.
“Empieza con Irán y el grupo Hezbollah”, explica, “y se conecta con Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia, pasa por las FARC en Colombia para finalmente terminar con las Maras en Centro América y los carteles de drogas en México, todos ocupando el mismo espacio para presentar conjuntamente una amenaza para la seguridad de Estados Unidos”.
Aunque el analista considera que pensar que estos grupos divergentes tengan un interés en trabajar conjuntamente es “un poco paranoico”, hay quienes no lo consideran descabellado, sobre todo en vista de los recientes atentados ocurridos en días recientes por el mundo que se están vinculando a Irán.
“No hay ninguna razón para pensar que, en las varias visitas que ha hecho Ahjadinejad (el presidente iraní) a Ecuador, Venezuela y Nicaragua, y sus relaciones con otros países, esto no sea una posibilidad”, recalcó Stephen Donehoo de McLarty Associates.
Con la presentación de este tipo de escenarios, es muy probable que la solicitud para una mayor y más ágil presencia de Fuerzas de Operación Especial en regiones como América Latina reciba una aprobación, aunque con algunas limitaciones, en el Congreso.
“El presidente Obama le brinda un estatus muy alto por los resultados que obtuvieron contra Bin Laden”, afirmó Adam Isaccson de WOLA. “No importa la ideología, cualquier presidente se va a enamorar de esa capacidad de despliegue rápido de las Fuerzas de Operación Especial”.
En el ámbito de las Relaciones Exteriores, sin embargo, habría un costo que pagar.
“Los gobiernos se van a sentir violados. Aunque no haya fuerzas del SOF en un país, siempre va a haber sospechas y eso afectará la confianza mutua y la amabilidad de las relaciones”, concluyó Isaacson.
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