El Gobierno chino se ha opuesto tajantemente al plan británico-estadounidense de establecer zonas seguras en Siria y ha anunciado que este tema no contribuirá, de ninguna manera, a la protección de las vidas de todos los sirios que han huido de los enfrentamientos que han tenido lugar en los 18 meses que dura la crisis en el país árabe.
Dicho plan ha sido propuesto por Turquía, con el fin de establecer zonas seguras en el territorio sirio, para proteger la vida de todos aquellos que han huido de la violencia generada por los grupos terroristas financiados por algunos países extranjeros, según ha señalado el diario chino del partido comunista “Gente”.
“Según los propios sirios, la creación de zonas de seguridad no sería una buena política. La historia ha demostrado que la creación de este tipo de zonas no puede contribuir a la seguridad de los refugiados”, agrega la noticia.
También recalca que cualquier esfuerzo y ayuda para reducir los efectos de la crisis siria sobre los refugiados, tiene que llevarse a cabo, siempre, conforme a la integridad territorial de Siria y su independencia, además de señalar que la cuestión humanitaria no tiene que adoptar una forma política o militar.
Asimismo, enfatiza que algunos países, aprovechándose del tema humanitario, intentan llevar a cabo una intervención militar en Siria.
El frente antisirio árabe-occidental, en especial Estados Unidos y el Reino Unido, haciendo caso omiso al Tratado de Viena, en el que se obliga a poner fin a los enfrentamientos e iniciar conversaciones entre las contrapartes sirias, financian y arman, sin ninguna consideración, a los grupos terroristas en Siria.
De igual forma, los enemigos de Siria han puesto a disposición de los grupos terroristas un sistema antiaéreo ˈStingerˈ tierra-aire con el fin de aumentar las tensiones en el país árabe.
Después de que los grupos terroristas amenazaran con derribar cualquier avión de pasajeros que cruce el espacio aéreo de Alepo y Damasco, capital siria, haciendo uso de los misiles ˈStingerˈ tierra-aire, Rusia, por su parte, ha advertido al frente árabe-occidental de las graves consecuencias que conllevaría este tipo de medidas, las cuales ha calificado de ser una clara violación de los tratados y convenios internacionales.
Desde mediados de marzo de 2011, Siria está inmersa en una ola de violencia, organizada y financiada por países extranjeros que tratan de presentar al Gobierno de Damasco como el causante de la crisis, con el objetivo de allanar el terreno para una intervención militar extranjera.
Los países occidentales y algunos gobiernos regionales, entre ellos Arabia Saudí, Catar y Turquía, apoyan a los grupos armados que se esfuerzan por derrocar al Gobierno del presidente sirio, Bashar al-Asad.
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